Calor en la Feria

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calor-feriaSi hace un par de semanas los sevillanos miraban al cielo para cerciorarse de que todas las hermandades harían su estación de penitencia a la Catedral, ahora no hace falta consultar ningún parte meteorológico para constatar que durante la Feria lucirá el sol. Este año se celebra más tarde de lo habitual (íntegramente en mayo) y quizás por ello las altas temperaturas están garantizadas. Todo feriante sabe que la lluvia desluce la fiesta, pero el bochorno tampoco es precisamente un aliado. No es de extrañar, por tanto, que los propietarios de las casetas vayan a intentar contrarrestarlo de diferentes maneras.

El utensilio más tradicional y estético es el abanico, pero suele asociarse a la mujer y su efecto es estrictamente individual, por lo que no dejará de ser visto como un último recurso. Tampoco parece que vayan a aliviar demasiado los ventiladores de techo, que son muy válidos para airear el ambiente, pero no tanto para influir en los termómetros. Siguiendo el curso tecnológico, el siguiente avance fue el aire acondicionado, el que para algunas personas calurosas ha sido el mayor invento de la historia, pero en el Real de la Feria presenta algunos inconvenientes.

Uno de ellos tiene que ver con la potencia eléctrica, ya que cada módulo puede usar un máximo de 10 kW y estos aparatos, dependiendo de sus características, pueden consumir  más de la mitad de esta cifra o incluso superarla. De esta manera, su puesta en marcha restringirá el uso de otros electrodomésticos, como podrían ser la freidora, la nevera…, por no hablar del calor que desprende hacia el exterior. Así las cosas, surge la necesidad de buscar otras alternativas más ecológicas y la más eficiente es el denominado ‘microclima’, que desde hace años viene utilizándose en bares y restaurantes del centro. Humidificando el aire, esta instalación consigue rebajar la temperatura en más de diez grados y más de 30 casetas ya la tienen. El problema, no obstante, es su considerable precio, pues actualmente oscila entre los 500 y los 1.200 euros en función del espacio.  

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