Concluye la instrucción del crimen de La Juliana tras declarar familiares contra la acusada

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) ha dado por finalizada la instrucción del caso del directivo del BBVA que fue hallado muerto con dos disparos en el pecho el pasado mes de junio de 2008 en su chalé de La Juliana en la localidad sevillana de Bollullos de la Mitación, hechos por los que se ha imputado únicamente a su ex compañera sentimental, Natividad Cantero.

   En este sentido, fuentes del caso informaron a Europa Press de que el juez encargado de investigar estos hechos ha dado por finalizada la instrucción, remitiendo a la Audiencia Provincial de Sevilla el auto de conclusión de sumario, en el que recuerda que queda pendiente de resolución el recurso de apelación interpuesto por la defensa de Natividad contra el auto de procesamiento dictado por el juez.

   Así, se imputan a Natividad Cantero los presuntos delitos de descubrimiento y revelación de secretos, allanamiento de morada, tenencia ilícita de armas y homicidio agravado –asesinato–, pero la representación jurídica de la acusada ha recurrido el auto al entender que «no existen indicios racionales de criminalidad suficientes» para imputar a la acusada «ni un asesinato ni un homicidio».

   Así, el letrado pone de manifiesto en el recurso ante la Audiencia que en la instrucción de la causa «hay bastantes elementos que la exculpan», aunque por el contrario el juez encargado del caso «justifica» su auto de procesamiento «únicamente en elementos adversos y desfavorables» para su clienta, «sin hacer mención de los que la favorecen».

   No obstante, varios familiares de Natividad Cantero aseguraron ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Sanlúcar la Mayor que la imputada confesó el crimen a su propia madre, ya fallecida. Así, prestaron declaración como testigos el hermano de Natividad y su esposa, que testificó que, antes de morir, la madre de la imputada le desveló que ésta le confesó el mismo día de los hechos que había sido ella la que había acabado con la vida del directivo del BBVA.

   Al hilo de ello, las mismas fuentes precisaron que fue entre finales de agosto y principios de septiembre de 2009 cuando la madre de la imputada desveló a su nuera el asunto «haciéndole jurar que no se le contaría a su marido», pero tras la muerte de la primera decidió contarlo y acudir a la Guardia Civil, donde prestó declaración el pasado día 18 de noviembre.

«QUERÍA CONTRATAR A ALGUIEN PARA MATAR» AL EJECUTIVO

   Así, las fuentes consultadas por Europa Press manifestaron que en la declaración judicial, la esposa del hermano de la imputada ratificó el testimonio prestado ante la Guardia Civil, mientras que su esposo señaló ante el juez que él no estuvo presente directamente en la conversación de su esposa con su madre, aunque sí indicó que posteriormente tuvo conocimiento de la misma. De igual modo, y según el testimonio de ambos, Natividad Cantero habría dicho en enero de 2008 que «si podía contratar a alguien para acabar con la vida de Andrés Toro, lo haría».

   En el auto, el juez reseña que la muerte del ejecutivo se produjo a consecuencia de un síndrome anémico agudo producido por arma de fuego, relatando que sobre las 15,30 horas del día 15 de junio la presunta asesina se acercó al chalet donde vivía la víctima portando una pistola, entrando a través de la cancela de acceso a la cocina situada en el jardín, «que sabía que se dejaba siempre abierta cuando la víctima se encontraba allí».

   Al hilo de ello, indica que, una vez en el interior de la vivienda, Natividad se dirigió al salón sorprendiendo a su ex pareja en el sofá, momento en el que se produjo una «fuerte» discusión durante la cual la ahora imputada sacó la pistola «disparándole una primera vez de frente, a una distancia superior a 30 centímetros pero inferior a 1,5 metros», y alcanzándole en el tórax.

«MINUCIOSA» LIMPIEZA DEL LUGAR DEL CRIMEN

   Seguidamente, según el relato del juez, la mujer volvió a disparar una segunda vez mientras la víctima se encontraba en el suelo «con el tronco semiincorporado, impactando el proyectil en el mueble expositor», aunque asevera que ninguna de las lesiones sufridas por los disparos «causó el fallecimiento de forma inmediata, siendo de las que originan un grado de supervivencia que podía haber permitido una actuación médica reanimadora».

   Posteriormente, y tras realizar una «minuciosa» limpieza de la escena de los hechos, «no recogió o no reparó en la localización de uno de los proyectiles, el cual se encontraba ubicado en el salón», tras lo cual se apoderó del teléfono móvil y de las tarjetas telefónicas de su ex pareja, arrojando el arma al río Guadalquivir. De igual modo, hace mención a la declaración del guarda jurado de la urbanización, que asegura que el día de los hechos la imputada pasó por el control de acceso sobre las 15,30 horas, abandonando el recinto horas después.

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