El Ayuntamiento de Sevilla reabre hoy los Jardines del Valle, un emblemático parque público delimitado entre las murallas almohades de la antigua medina y la Ronda Histórica. Tras una intervención presupuestada con más de 300.000 euros, este enclave recupera su esencial «original» del siglo XV gracias a la plantación de árboles frutales y la sustitución de la tapia que cerraba el recinto por un murete rematado por un alzado diáfano y metálico.
El alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), el concejal de Presidencia y Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y la concejal de Parques y Jardines, Eva Patricia Bueno, participarán en el acto de inauguración. La previsión del Consistorio era concluir las obras antes del 31 de diciembre, –el proyecto
está financiado con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (FEIL)–, pero el temporal de fuertes precipitaciones obligó a postergar los trabajos.
El remozado de este conocido parque público, según explicaba a Europa Press la concejal socialista, ha comprendido la instalación de una red de riego automático y con aspersores en los jardines y el arreglo de los caminos, así como la poda de la arboleda y la reposición de los arbustos o setos deteriorados.
En ese sentido, destacó que el Ayuntamiento ha intentado «mantener el diseño» del jardín y «recuperar» su esencia «original» del siglo XV, porque este enclave verde devendría de los espacios de un antiguo y extinto convento y la ordenación actual del jardín, así, obedece al «patio de recreo» del colegio de las Religiosas del Sagrado Corazón, también conocido como Colegio del Valle.
MUCHOS FRUTALES
Por eso, entre las labores que ahora concluyen figura la plantación de «árboles frutales» como granados o nísperos, porque se trata de la variedad de plantas «que entonces había». En cuanto a la sustitución del muro tapial, que separaba el jardín de la avenida de María Auxiliadora, aseguró que se trata de «unos de los más grandes aciertos, a pesar de las críticas recibidas».
En ese sentido, Eva Patricia Bueno reconoció que un colectivo de vecinos de este entorno elevó a su departamento su «insatisfacción» ante la decisión de derribar el muro tapial, pero alegó que a día de hoy, estas mismas personas se han pronunciado a favor de la medida. El muro, así, ha desaparecido para dar lugar a un murete coronado por un cerramiento metálico y diáfano que conserva los dos accesos del anterior diseño.