Una vez instaurada la Constitución Española de 1978 y aprobado el Estatuto de Autonomía en 1981, el Hospital de las Cinco Llagas fue el primer emplazamiento en el que pensaron las autoridades para establecer la sede del Parlamento Andaluz. Sin embargo, las gestiones no fueron rápidas ni sencillas, de ahí que la cámara fuera itinerante durante algunos años. Así las cosas, la sesión inaugural se celebró en el Salón de Tapices de los Reales Alcázares el 30 de junio de 1982, es decir, hace dos décadas. Aquel día se decretó que Sevilla sería la capital administrativa y Granada, la judicial. En sucesivos plenos, en dicho enclave también se oficializó el himno, el escudo y la elección de los primeros reglamentos y senadores.
Pese a que el país respiraba optimismo por los cuatro costados, no eran tiempos de bonanza económica y el Estado de las Autonomías era un melón por calar. Valga como ejemplo el discurso que pronunció Antonio Ojeda Escóbar, primer presidente del Parlamento Andaluz: “Tenemos ante nosotros una labor gigantesca, una obra ingente para realizar […] partimos también de una situación material precaria, pues ni siquiera contamos con los medios mínimos necesarios para cumplir nuestro trabajo, pero tenemos una gran ilusión, una voluntad política firme y un pueblo decidido a ilusionarse y luchar por su autonomía, por solucionar sus problemas y por recuperar su dignidad”.
Había muchas ilusiones e ideas, pero muy pocos recursos para llevarlos a cabo. Las decisiones se tomaban en los Reales Alcázares y se ejecutaban en el Edificio Cristina, algo que no resultaba nada práctico. Por esta razón, se acordó trasladar la sede en 1983, esta vez al Palacio de la Real Audiencia de Sevilla gracias a la gentileza de la Caja de Ahorros San Fernando, fiel reflejo de que los órganos andaluces dependían de los favores de otras instituciones. Sin ir más lejos, unos años más tarde, el creciente volumen de trabajo forzó una nueva mudanza hacia unas dependencias más espaciosas. Fue entonces cuando el salón de plenos fue instalado en la Iglesia de San Hermenegildo y el centro administrativo, en el edificio de la calle Reyes Católicos en el que hoy opera el Defensor del Pueblo Andaluz, propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Pero la sensación siguió siendo de provisionalidad hasta que la cesión del Hospital de las Cinco Llagas por parte de la Diputación de Sevilla se hizo efectiva en 1992. Fueron necesarios siete años de intensas obras para adecentar y readaptar el edificio, el cual se encontraba en un horrible estado de conservación, pero la espera valió la pena. De forma progresiva, los espacios que en su día fueron ocupados por enfermos y médicos pasaron a manos de funcionarios y políticos con una naturalidad asombrosa.