«¡Mira la tartaaaaaaa!». El dulce de 150 kilos con el que el Parque del Alamillo celebró ayer su decimoséptimo cumpleaños fue elevado a protagonista del día por los niños, que pusieron todo el ahínco en acabar con él: primero a gritos, luego a bocados. En un día inesperadamente soleado, el parque decidió desayunar con sus visitantes más habituales, los que lo recorren domingo sí, domingo también.Una peculiar cabalgata que mezclaba a un toro y a un torero con personajes de Disney como Mickey o Donald, un par de payasos y hasta un gigante cabezudo recorrió las zonas de juego del parque para atraer a los niños. Bueno, más bien a los padres, porque a los críos semejante procesión parecía darles bastante miedo y los más pequeños se escondían detrás de las piernas de sus padres.
Menos mal que los personajes llevaban confeti que, como todo el mundo sabe, mezclado con los charcos del suelo es lo más divertido del mundo.Así, llevados a rastras de la mano por sus padres, hipnotizados por el confeti o a gran velocidad en sus bicicletas o patines en el caso de los más mayores, niños de todas las edades se fueron arremolinando en torno a una tarta de bizcocho, nata y trufa para celebrar que el parque ya tiene una edad. Los afortunados que soplaron las velas fueron Alba, de 7 años, Lali (6) y Cristian (6), para envidia de los otros pequeños que, desde hacía ya un rato, formaban una larga cola para conseguir un pedazo de pastel.En plena adolescencia, rayando la mayoría de edad, el Alamillo ha pegado a sus 17 años un estirón de 15 hectáreas hacia el sur en forma de frondoso naranjal, alcanzando una dimensión total de 75 hectáreas.El director del parque, Adolfo Fernández Palomares, explicó que aunque estaba previsto repartir la tarta en el Cortijo del Alamillo, finalmente se había optado por organizarlo en una nave «aún algo desangelada» para presentar a los visitantes este nuevo trozo de parque. Un añadido conseguido con grandes esfuerzos, gracias a que la Junta, «pese a la crisis», ha invertido casi medio millón de euros. La propia nave, cuya construcción ha dado empleo a 20 parados, será desde ahora «la nueva zona de actividades del parque».El acto ya había terminado cuando al olor de la tarta que aún quedaba llegaron Jesús y Álvaro, gemelos vestidos idénticos, sobre bicicletas iguales y con todas las medidas de seguridad imaginables -ruedas laterales, cascos, rodilleras-, como muchos de los visitantes del parque, que debe de ser uno de los lugares más seguros de toda Sevilla por la acumulación de sistemas de protección que lucen los chavales. Su madre, Lorena, ya sabía que estaban de cumpleaños porque estuvieron el año pasado. La familia, vecina de Sevilla Este, es asidua los fines de semana. También se había enterado en el parque Valle Molina, que llegaba con su sobrina Blanca (8 años) y su cuñada Ana (6), las tres de la mano, casi volando sobre sus patines. Habían ido a patinar al Alamillo la semana anterior y al enterarse del cumpleaños, repitieron. La tónica general era ésa: el cumpleaños del Alamillo no congregó a turistas ni visitantes ocasionales, sino a los amigos de confianza que ocupan cada fin de semana la mayor zona verde de Sevilla.
Fuente: http://www.elcorreoweb.es/sevilla/verde/105625/alamillo/plena/adolescencia