En una de las naves ubicadas en el Patio de Loa Naranjos de la Catedral de Sevilla, se pueden observar colgados del techo tres objetos: un lagarto de tamaño natural, un colmillo y unas riendas de algún animal.
Cuenta la leyenda que por el año 1620, un sultán musulmán envió una embajada al rey Alfonso X para pedir la mano de su hija. La embajada trajo algunos regalos entre los que se encontraban un colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo vivo, y una jirafa domesticada.
Pero el rey rechazó la petición de mano de su hija por lo que devolvió al sultán la embajada y los regalos excepto el cocodrilo, la jirafa y el colmillo de elefante.
Cuando murió el cocodrilo fué disecado rellenado de paja y colgado en las vigas del patio de la Catedral junto con las riendas de la jirafa y el colmillo.