Hoy, último viernes de junio y primero del verano, todos los caminos de Sevilla llevan a San Lorenzo. Repuesto al culto, el Señor del Gran Poder aguarda en el altar de la basílica el beso de miles de devotos y simples curiosos que se acercarán a lo largo de la jornada para comprobar el estado de la imagen tras la agresión sufrida el domingo pasado por un individuo ingresado en la actualidad en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva para un examen psiquiátrico a fondo.En la basílica, desde bien temprano -las puertas se han abierto poco después de las siete y media de la mañana- hay ambiente de día grande. Como de Domingo de Ramos veraniego. Centenares de personas hacen cola en la plaza de San Lorenzo bajo la sombra fresca de los plátanos de Indias en un día que ha amanecido nublado y fresco en Sevilla.El hermano mayor de la hermandad del Gran Poder, Enrique Esquivias, no para de recibir abrazos y felicitaciones por haber devuelto la talla al culto con tanta celeridad después de que se le desprendiera un brazo en el ataque inopinado del pasado domingo tras la misa de 20.30 horas.
Hoy viernes, la única misa que se celebrará en el altar de la basílica, presidido todavía por la anterior cruz de salida, la oficiará el arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo a las seis de la tarde. Será el único momento del día en que se interrumpirá el lento desfile de fieles para besar las manos del Señor de Sevilla, expuesto 13 horas (de 8 de la mañana a 10 de la noche) en un besamanos extraordinario.Más seguridad en la basílicaEsquivias, que ha dado muestras de templaza durante todo el episodio de la agresión sacrílega, compara el besamanos extraordinario de hoy con el que tuvo lugar el 28 de julio de 2006 cuando la imagen se repuso al culto tras la última rehabilitación llevada a cabo por los hermanos Cruz Solís. Eso sí, la seguridad privada se ha reforzado con dos agentes que vigilan la cola. En el altar, tres hermanos de chaqueta oscura rodean a la imagen cuyas manos limpian incansablemente tras cada beso las hermanas.La hermandad ha editado para conmemorar la ocasión una estampita con un primer plano de las manos del Gran Poder vestido con túnica lisa -hoy luce una bordada para enfatizar la solemnidad de la ocasión- y una leyenda en el reverso con el día de la fecha en la que puede leerse: «Hermandad del Gran Poder. Solemne besamanos extraordinario y función de acción de gracias» bajo el escudo de la corporación.El interés mediático está más que asegurado con varias unidades móviles de televisión que conectan en directo el transcurrir de la cola interminable. Pero poco importa a los fieles lo que rodea el acontecimiento. Luego, cara a cara con la imagen más venerada de la Semana Santa sevillana, los devotos le rezan con bisbiseos, le besan las manos, se santiguan o se quedan sosteniéndole la mirada confiriéndole rasgos de humanidad a la talla.Lo ha explicado el hermano mayor con exactitud ante los micrófonos de los periodistas: «El valor del Gran Poder no está en lo que es, sino en lo que representa». Esquivias también ha expresado su sorpresa inicial -«sin ánimo de polemizar», ha dicho- por la imputación inicial contra el agresor de atentado contra el patrimonio histórico-artístico sin tener en cuenta la consideración de ataque a la libertad religiosa o cualquier otro delito conexo al sentir religioso de miles de sevillanos.Por encima de cuestiones procesales, los fieles del Gran Poder han respondido masivamente -se espera todavía más público por la tarde- a la convocatoria de la hermandad. Las patadas y los tirones que el agresor le propinó a la talla de Juan de Mesa van a quedar desagraviados hoy con los miles de sentidos besos que le van a dedicar los devotos del Señor de Sevilla.