Se busca muñidor

juan fco guillén
juan fco guillénJuan Francisco Guillén cuelga las esquilas para ser hermano mayor de la Mortaja.

Ti-lín… ti-lón. El Viernes Santo pasado, sobre el empedrado compás del antiguo convento de la Paz, Juan Francisco Guillén Gómez hacía sonar las campanillas del muñidor de la Mortaja por última vez. Sólo él y el hermano mayor sabían que aquélla iba a ser su última Semana Santa vistiendo el ropón negro y la medalla de la hermandad colgada al cuello.El hombre que ha puesto rostro durante los últimos 25 años a uno de los personajes más carismáticos de la Semana Santa sevillana cuelga las esquilas para a partir del próximo domingo -día de jornada electoral en Bustos Tavera con una única candidatura- abrazar la vara dorada de hermano mayor. «En realidad -matiza- la decisión de no salir más como muñidor fue anterior a la de presentarme a hermano mayor. Creo que ya era hora de dar paso a otra gente. He disfrutado mucho en estos años, pero tengo ganas de salir de nazareno».Este abogado de 45 años fue en 1986 el primer hermano de la cofradía que se decidió a encarnar un puesto que hasta entonces era remunerado, «como eran otros muchos: los ciriales, la gente que va detrás del preste… Ten en cuenta que por entonces no había casi nazarenos».

 

 La idea germinó como se gestaban estas cosas en las cofradías de los años ochenta, a los postres de las comidas de hermandad, que por entonces, recuerda Guillén, se celebraban en el salón de arriba de Ochoa, en la calle Sierpes. La junta de gobierno de entonces decidió que los jóvenes empezaran a copar los puestos de pago de la cofradía y se empezó por la figura del muñidor, «que hasta entonces sacaba la gente de Santizo».Por entonces no había muchos candidatos que tuvieran apetencias por un puesto como ése, a cara descubierta. «Se lo ofrecieron a otro antes y dijo que no». Y fue así, con sólo 22 años, como vistió por primera vez el pecherín, el pantalón bombacho y la toga, «que, por cierto, está cogida de una toga de abogado». Ya por entonces, Juan Francisco lucía las cuidadas patillas que le han hecho conocido. «Yo siepre he tenido patillas. No se trata de una estética buscada. Hay una leyenda con toda esa historia». Como también forma parte de la leyenda la cadencia con la que hace sonar las campanillas: «Conscientemente, no aplico ninguna regla. No soy de los que dan tres o cuatro pasos y las hago sonar».25 Semanas Santas tocando las esquilas que anuncian la llegada del tétrico cortejo de Bustos Tavera dan para muchas anécdotas. Su estética, rescatada de otros siglos, deja a los niños boquiabiertos e impone respeto hasta entre las tribus urbanas. «Recuerdo que un año en la Cuesta del Bacalao había un grupo de punkis que estaban armando cierto barullo. En el momento en que escucharon las campanillas y me vieron aparecer el que parecía el jefe de los punkis levantó la mano y se hizo un silencio estremecedor».Juan Francisco es consciente de que «más de media vida como muñidor de la Mortaja» le ha convertido con el paso del tiempo en un personaje conocido en Sevilla. «La verdad es que no puedo decir que no». Hoy en día, en los conciliábulos del freakismo cofradiero, es habitual escuchar el sonido de las esquilas del muñidor como melodía de móvil o tono para los sms. Ti-lín… ti-lón. Incluso, como reconoce el futuro hermano mayor de la Piedad de Santa Marina, hay gente que el Viernes Santo se dedica a cangrejear delante del muñidor. «A la gente le va la marcha».La nueva junta de gobierno que salga elegida el domingo será la encargada de elegir a su sustituto. «No todo el mundo le puede echar la cara para salir ahí. Es un puesto en el que te pueden hacer miles de fotos, que te obliga a mantener el tipo y en el que, como yo digo, no debes ni bostezar».El casting para ser muñidor de la Mortaja empezará a partir de este domingo. Juan Francisco desconoce si el puesto tendrá muchos pretendientes, pero ofrece un consejo a su sucesor: «Que esté tranquilo, que no vaya tenso. Eso es malo para todo, sobre todo para el cansancio».Hay una posibilidad de que el apellido Guillén siga enfundándose los guantes de piel y el ropón negro cada Viernes Santo. «Mi hijo me ha comentado que le gustaría salir de muñidor. Como cualquiera que lleva una insignia en una cofradía, me gustaría que me relevara mi hijo, pero es una decisión que no depende de mí». Veremos si todo queda en casa.

 

Fuente: http://www.elcorreoweb.es/sevilla/108871/busca/munidor

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