El tema de la baranda de la calle Betis es realmente espinoso. Por un lado, todos queremos pasear por lugares seguros, sobre todo, después de haber sido testigos indirectos del trágico accidente de Sylwia Rajchel, una joven polaca de 23 años que perdió el equilibrio al intentar hacerse un ‘selfie’ y cayó trágicamente al río, donde murió ahogada. Y por otro, todos queremos pasear por lugares bonitos y contemplar las mejoras vistas sin tener que hacer más esfuerzos de los estrictamente necesarios. Desafortunadamente, ambas cosas parecen estar reñidas en el asunto que estamos tratando.
No es que la valla vaya a quitarle todo el encanto al entorno. No. Pero sí es evidente que la calle Betis no será igual que antes. Hablamos de una baranda de 370 metros de longitud que recorrerá toda la zapata. Estará dividida en cuatro tramos, de los cuales, tres de ellos tendrán una reja de 65 centímetros de altura, y uno, más bajo, de sólo 25. Esto quiere decir que, contando con el poyete, la barrera medirá alrededor de 1,10 metros de media. Con estas cifras, la seguridad estará más que garantizada, aunque a costa de perder visibilidad, sobre todo, para los más pequeños.
El diseño de la baranda es de estilo clásico y recuerda al forjado del Puente de Triana. Tanto es así que incluye elementos tan propios de él como los aros de su base. Las obras para su instalación, que ya han comenzado y marchan a buen ritmo, costarán unos 32.000 euros y finalizarán en un par de semanas como máximo. Por último, cabe reseñar que, al tratarse de una zona declarada de Bien Interés Cultural (BIC), la Comisión de Patrimonio ha tenido que dar su visto bueno para autorizar estos trabajos, que intentan, en la medida de lo posible, aunar la seguridad y la estética.