La Casa Rosa y sus jardines

Dentro de los edificios conocidos, posiblemente la Casa Rosa sea el más desconocido. No en vano, la que fuera sede de la presidencia de la Junta de Andalucía durante las obras del Palacio de San Telmo se ha abierto muy pocas veces al público, aunque el próximo otoño esa tendencia va a cambiar. En concreto, está prevista la organización de visitas guiadas a sus hermosos jardines, que son, junto a los del Cristina, los únicos de estilo románico que se conservan en la capital hispalense. Ocupan aproximadamente una hectárea, no han perdido ni una pizca de su esencia y están situados en la confluencia de las avenidas de Eritraña, La Palmera y Manuel Suirot.

Los interesados tendrán que reservar la visita a través de la página web de la Consejería de Medio Ambiente y serán acompañados en todo momento por expertos en la materia. Durante el recorrido, podrán contemplar más de cien especies botánicas procedentes de los cinco continentes, si bien la mayoría de ellas son típicas de América y Oriente Medio. Entre las más llamativas figuran las palmeras enanas, las datileras, el pino piñonero, el árbol de la vida y los plátanos de sombra.

¿Y qué podemos decir de la Casa Rosa en sí? Originariamente fue un chalet, construido a finales del siglo XIX por Juan Cruz, el afamado sastre de Antonio de Orleans (Duque de Montpensier). Al igual que la Casa de las Sirenas de la Alameda de Hércules, de la que hablaremos en el siguiente artículo, seguía los cánones franceses de aquella época, de ahí que contara con un chapitel, una escalara de caracol o un parasol, entre otros elementos distintivos. El edificio fue bautizado con el nombre de Villa Eugenia, aunque, tras ser pintado décadas después por uno de sus posteriores propietarios, empezó a ser conocido como la ‘Casa Rosa’. 

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