Seguimos desmenuzando el callejero de Sevilla y su trasfondo histórico, deteniéndonos en esta ocasión en Mateos Gago, que puede ser considerada como la puerta principal del barrio de Santa Cruz. Esta vía cogió prestado el nombre de un afamado catedrático de teología que impartía clases en la Universidad de Sevilla a mediados del siglo XIX. Sus ideas sobre la evolución humana chocaban frontalmente con el darwinismo que promulgaba otro profesor sevillano, Antonio Machado y Núñez (no confundir con el poeta), y originaron una intensa rivalidad académica. Al margen de dedicarse a la docencia, Francisco Mateos Gago fundó la Academia Sevillana de Estudios Arqueológicos y ejerció el sacerdocio, llegando a ser canónigo de la Catedral de Sevilla.
Centrándonos en la calle, hemos de decir que durante la Edad Media albergaba unos baños árabes y se dividía en dos partes. La primera, que iba desde la Plaza Virgen de los Reyes hasta la calle Mesón del Moro, se llamaba ‘Entalladores’ porque allí vivían muchos de los obreros que trabajaban en la Catedral. La segunda, comprendida entre el Mesón del Moro hasta la calle Fabiola, fue bautizada como ‘Borceguinería’, pues en ese tramo se hacían y vendían borceguíes, que eran unas botas que llegaban hasta más arriba del tobillo y tenían la parte delantera abierta para ser ajustada con cordones.
En 1893, la calle ya fue rotulada con el nombre de Mateos Gago, aunque era muy diferente a tal y como la conocemos hoy día. No en vano, su exagerada estrechez impedía el tránsito rodado e incluso el paso de las cofradías. Tanto es así que, hasta bien entrado los años veinte, cuando la calle fue ensanchada con motivo de la celebración de la Exposición Iberoamericana, la cercana Hermandad de Santa Cruz se vio obligada a buscar itinerarios alternativos para acceder a la carrera oficial, pues le resultaba materialmente imposible procesionar por el recorrido más lógico.