
Una vez localizados los desperfectos ocasionados por el ataque, Álvarez Duarte procedió a extraer la pieza rota, desde la espalda, como si de una operación se tratase, «a base de bisturí y raspines y con mucha paciencia y, por qué no decirlo, mimo», describe el imaginero. «Lo que importaba era que la talla del Señor no sufriera en absoluto», destaca el experto.Para sustituir las piezas dañadas se construyeron un espigón y unas galletas (pieza redonda que emula la articulación) exactas a las originales. Además, explica cómo se ayudó de radiografías de la talla para poder identificar los problemas interiores que ésta presentaba.Según anota Álvarez Duarte, el mismo miércoles 23 de junio «se le resanaron los huecos dejados por las partes retiradas». No le falta detalle al informe, donde enumera los diferentes materiales que empleó para cada una de las tareas que tuvo que acometer. «Todos los productos utilizados en estos delicados trabajos han sido de primerísima calidad, homologados para la restauración y conservación de obras de arte».La restauración de esta talla, realizada por Juan de Mesa en 1620, finalizaron «oficialmente» el jueves 24 de junio a las 13.30 horas. Sin embargo, el propio Álvarez Duarte reconoce que los trabajos de restauración, conservación y consolidación se terminaron en «tiempo récord», a pesar de que el hermano mayor, Enrique Esquivias, y la Junta de Gobierno de la hermandad le dejaron «bien claro» que para esa labor «había que tomarse el tiempo que hiciera falta, ya que lo principal era que quedase en perfecto estado». En realidad, la fecha que planteó Esquivias para devolver la imagen a su lugar era el 29 de junio, cuando en la basílica se celebran los cultos en honor a San Pedro. Aunque fuentes cercanas al imaginero aseguraron que el día 25 el Señor estaría listo para su vuelta.
Fuente: http://www.elcorreoweb.es/sevilla/111863/entranas/gran