La talla de Jesús del Gran Poder, obra del escultor Juan de Mesa, volverá a partir de las 8,00 y hasta las 22,00 horas de hoy al culto tras el ataque que sufrió el pasado fin de semana por parte de un funcionario de prisiones en la basílica de San Lorenzo de Sevilla, lo que le ha valido al agresor su imputación en un delito de atentado contra el patrimonio histórico y su suspensión provisional de funciones por parte de Instituciones Penitenciarias. El hermano mayor del Gran Poder, Enrique Esquivias, indicó a Europa Press que como medida cautelar, y a falta de una reflexión definitiva en la que deben contar con asesoramiento profesional en materia de seguridad, el camarín de la imagen permanecerá cerrado salvo los viernes, en los que se mantendrá abierto con un refuerzo de la vigilancia. Esquivias, asimismo, aseguró que la hermandad no se plantea otros actos de reivindicación y repulsa contra el ataque más que una Misa de Acción de Gracias y el besamanos «que se organiza cada vez que el Señor se incorpora al culto», manifestándose «totalmente al margen» de otros actos de acción social, como la convocatoria de ayer en la Plaza de San Lorenzo, realizada en el marco de la red social cibernética Tuenti.
El Cabildo de la Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, asimismo, resolvió en sesión extraordinaria no personarse en las diligencias incoadas en contra de este funcionario de prisiones por el Juzgado de Instrucción número 10. Así, esta talla –datada en 1620, icono del mundo cofrade hispalense y dañada en su articulación con el hombro al serle arrancado el brazo durante el suceso– será expuesta en la basílica de la hermandad; a las 18,00 horas, el templo albergará una misa solemne presidida por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, para celebrar la restitución de la pieza, de incalculable valor histórico al tratarse de un emblema del barroco sevillano. El cabildo ha ratificado su total «colaboración» con la acción de la justicia. Al respecto, Esquivias consideró que la mayor «gravedad» de los hechos es la relativa a los «efectos sobre los sentimientos y convicciones religiosas» de los feligreses y seguidores de la hermandad, dado que los desperfectos ocasionados en la talla son subsanables.