La Torre Pelli y las amenazas de la Unesco

La Torre Pelli, ese rascacielos que crece a un ritmo vertiginoso en la Isla de la Cartuja, no está pasando desapercibido para nadie. Tampoco para la Unesco, que ha abierto un expediente al proyecto y ha enviado recientemente a dos delegados con la idea de que examinen in situ la obra. Dicho organismo nombró a Sevilla como Patrimonio de la Humanidad gracias a la Catedral, el Real Alcázar y el Archivo de Indias, pero ahora amenaza con desposeerla de dicha condición si el nuevo edificio, dada su magnitud, causa un impacto negativo sobre el entorno e incumple la normativa. 

 

El problema radica en que las tareas de construcción ya están en una fase avanzada y se calcula que en un plazo de un año podrían estar finiquitadas. Por eso, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, le ha pedido a la Unesco celeridad en su pronunciamiento. Las relaciones entre las partes no son del todo fluidas, ya que en 2009 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura solicitó que se detuviera la cimentación y no consiguió su propósito. También instó al Ministerio de Cultura a tomar partida, pero el Gobierno central se declaró incompetente en este sentido.

 

Prácticamente desde que se aprobó su diseño, la Torre Pelli, promovida por Cajasol, ha generado mucha controversia en la capital hispalense. Sus partidarios defienden que creará en torno a  4.000 puestos de trabajo, que representará el avance de Sevilla hacia la modernidad y que revitalizará la Isla de la Cartuja de una vez por todas. Por el contrario, sus detractores consideran que va en contra del modelo sostenible y que sus 178 metros de altura eclipsarán a la Giralda y al resto de la ciudad para siempre. Así pues, la polémica está más que servida y habrá que esperar algo más para conocer el desenlace de esta historia.

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