La Universidad de Sevilla ha sustituido este año el antiguo
CAP, curso de adaptación pedagógica de carácter obligatorio para quienes aspiran a dedicarse a la enseñanza no universitaria, por un máster llamado oficialmente
MAES. Un cambio conocido desde hacía años y, a pesar de lo cual, no ha impedido que los alumnos sufran las consecuencias de una mala gestión y planificación.Aplicaciones informáticas estropeadas desde su estreno, retraso en el comienzo de la fase práctica del llamado Máster-CAP y prácticas que ni han llegado a algunos alumnos son algunas de las anomalías que han padecido los estudiantes de este postgrado de la Hispalense. No obstante, a estas alturas de curso, la más importante ni siquiera es la suma de todo ello, sino que faltan dos semanas para que se celebren las oposiciones de la Consejería de Educación ni siquiera saben aún si han aprobado… y, por tanto, si pueden presentarse a esas plazas.
Según ha explicado el portavoz de la Plataforma de alumnos del citado máster, José Manuel Velázquez, a día de hoy, los más de 800 estudiantes que cursan este postgrado no saben «si van a aprobar ahora en junio» y si, por tanto, van a poder estar en posesión del título que les habilita para ejercer la profesión docente, cuando las oposiciones comienzan el próximo 25 de junio.Asimismo, lamentó que la fase práctica del MAES -ya finalizada, a la espera de la entrega del trabajo Fin de Máster- «no haya estado exentas de contrariedades», entre otras razones, porque «los plazos previstos, como de costumbre, no se han cumplido y empezamos tarde y mal».En este sentido, Velázquez indicó que el sistema de selección y adjudicación de centros para la realización de las prácticas «salió sólo cuatro días antes del plazo establecido para ello y, además, con multitud de problemas». De ellos, el que causó más imprevistos fue el de la aplicación informática que utilizó la Universidad de Sevilla, «prestada» de la Universidad de Cádiz. «El mismo día que salió la aplicación, dejó de funcionar» y tardó dos días en funcionar. Es decir, que tuvieron un único día para seleccionar centro, algo que muchos de ellos no pudieron hacer «y entraron directamente en un proceso de adjudicación por sorteo», criticó.Igualente, dada la «brutal descoordinación» del MAES, también ha ocurrido que «muchos compañeros ni siquiera han podido impartir el mínimo de las cuatro clases que la Universidad estableció en la Guía de Prácticas del máster». «Tengo constancia de numerosísimos casos de alumnos que no han podido impartir ninguna clase, y otros tantos que han impartido una o dos», añadió Velázquez.De ahí que los alumnos se sienten «estafados», y más en un año como éste, de oposiciones. «Cuando aquí aún no sabíamos ni las fechas de las prácticas, ni los centros ni nada, en Granada y Cádiz ya estaban haciendo las prácticas y terminando el máster un mes antes que nosotros, lo cual, es lógico teniendo en cuenta que, en dos semanas, nos jugamos nuestros futuro», concluyó.