Aunque le hayamos nombrado en más de un artículo, puede que el nombre de Aníbal González le siga resultando un tanto desconocido a gran parte de los sevillanos. Y es una lástima, pues hablamos de uno de los urbanistas que más ha influido en la fisonomía de la ciudad, dejando como legado no sólo monumentos emblemáticos, sino también una manera de concebir las calles de Sevilla con los ya tradicionales naranjos y jardines.
Nació en 1876 en la capital hispalense y a los 18 años logró el título de arquitecto como número uno de su promoción. Gracias a su innegable talento y también a los buenos contactos que poseía (Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC, era su primo), consiguió hacerse un nombre rápidamente, tal y
como quedó patente en 1910 con su nombramiento como director de las obras de la Exposición Universal Iberoamericana de Sevilla. Antes de esa designación se había inclinado por el estilo modernista, con trabajos muy vistosos como el desaparecido Café de París de la esquina de Campa con O’Donell, en el espacio que hoy ocupa el Burger King. Sin embargo, poco a poco fue dejando a un lado sus ideas vanguardistas y desarrollando un estilo propio, autóctono, muy del sur: el denominado regionalismo andaluz.
En su cabeza se forjaron bocetos tan preciosistas y dispares como los de la Plaza de España, la Capilla del Carmen, el Pabellón Real del Parque de María Luisa, la antigua Audiencia de Sevilla (hoy sede de Cajasol), el Museo Arqueológico Provincial, etc. Y todo ello, sin contar los encargos que recibió de particulares, entre los que se incluyen panteones, casas, mansiones, edificios de uso administrativo, fincas, restaurantes y hoteles, entre otros.
Ahora, más de 80 años después de su muerte, Aníbal González vuelve a ser motivo de actualidad. La razón no es otra que la puesta en marcha de un museo que llevará su nombre y estará emplazado en su obra más universal, la Plaza de España. Allí ya se levantó una estatua dedicada a él y pronto se podrán contemplar también sus planos, herramientas, fotografías y enseres personales. En definitiva, todo lo necesario para conocer mejor al arquitecto más prolífico que ha dado Sevilla.