Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días checos.

Karel Capek, filósofo, artista, escritor, dramaturgo y candidato al premio Nobel, visitó Sevilla en 1929.

Como es mi costumbre, dejo a otros el estudio y el valor de su obra.
Yo me limito a contaros lo que este checo sintió, al ver por primera vez, la luz sevillana.
“Dios mío, si viviera en Sevilla no podría escribir más que cosas tiernas y alegres”
Esas fueron sus palabras.

Más adelante, después de visitar la Exposición Iberoamericana, definió Sevilla como alegre, sonriente y sobre todo hermosa.
“Cómo me gustaría vivir aquí, sentirme hermoso y joven, y correr tras una bella muchacha con mantilla.
Con eso sería suficiente. En Sevilla la belleza se basta a sí misma.”

¡Ay, picarón! ¿De qué te enamoraste?
¿Fue Sevilla, o fueron las sevillanitas?

Otro de sus comentarios:
“Mantilla negra o blanca, parecido al velo de las musulmanas, al capirote del penitente, a la mitra del pontífice y al yelmo del conquistador; mantilla que sirve a la vez para coronar a la mujer y para ocultarla y dejarla ver a través de ella de modo seductor. Jamás vi en las mujeres algo más digno y refinado que esta combinación de convento, harén y velo de cortesana.”

No sabía yo que este checo, tan serio, en sus escritos, tuviera esta pasión, este morbo, por las mujeres.
¿Serían sólo las sevillanas?
Habrá que indagar, investigar su obra, porque este aventurero viajó por toda España.
¡Y no sólo en Sevilla hay mujeres hermosas!

Y sigue:
“No puede uno imaginarse cuánto gana una niña si está detrás de la reja como un pájaro exótico”
“Las ventanas hacen guiños con sus rejas, y de los balcones cuelgan enredaderas. La consecuencia de todo esto es que Sevilla entera parece un harén de mujeres, una jaula.
Parece que esté llena de cuerdas tensas y que uno pueda tocar con los ojos el acompañamiento amoroso de un hechizo”

Y después de piropear y echarles flores a las mujeres, nos habla de los jardines.
“El jardín es, al mismo tiempo, una arquitectura de tijera entretejida de fuentes de cerámica, de terrazas, rotondas, sembrada de tiestos, poblada de una selva de palmeras y enredaderas.
Y todo esto, a veces, cabe en un lugar no mayor que la palma de la mano, con surtidores de agua y canales.
En mi vida he visto un jardín tan extraordinariamente concentrado y feroz.
El jardín sevillano es un sueño íntimo”

Y con los bailes también se atreve:
“El baile alcanza toda clase de suertes, desde el juego amoroso hasta el espasmo. Se trata de una erótica un tanto provocativa, excita, escapa y seduce, provoca, amenaza y se burla un poco. Son unos bailes diabólicos y amorosos, y nunca les falta el metálico resorte del orgullo”

Queda patente que captó a la perfección el arte del baile por sevillanas.

¿Sería este checo el inspirador de “Mírala cara a cara, que es la primera, y la vas seduciendo a tu manera?

Me parece que algo tuvo que ver. Porque dice que en el baile hay toda clase de suertes, término taurino.
“Y en la cuarta los lances definitivos…”
Sin duda, este artista supo mandar, templar y entrar a matar, como el mejor de los toreros.

¿Cómo este hombre tan ardiente, nació en Suecia?
Misterios y contrates de la naturaleza.

Según mis cálculos, cuando visitó Sevilla, tenía treinta y nueve años.
Pero, no me negaréis que tenía la efervescencia de un adolescente.
¿Sería el calor de Sevilla el que produjo esta metamorfosis?
¿Conseguiría enamorar a alguna de las mujeres que tanto le cautivaron?

Vino a visitar la Exposición Iberoamericana. Eso es lo que dice. Mucho me temo que no perdió mucho tiempo recorriendo los pabellones.
Por lo que escribe parece conocedor de los Jardines del Alcázar y del Parque de María Luisa.
También debió pasear las callejuelas estrechas e íntimas del barrio judío.
Lo que me extraña es que no haga alusión ni a la Giralda ni a la Torre del Oro.

¡Hijo, tú viniste a Sevilla a buscar novia!

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y checos.

 

Manuela Sosa Martin.

Deja una respuesta