Yo sigo felicitando la las Lolas, Lolis y Lolitas, Marilós y Dolores en este día. Dicen que lo han cambiado a no sé qué día. Me da igual. Yo, a lo de siempre.
Desde aquí vayan mis felicitaciones para todas la Dolores de España y los Dolores de Hispanoamérica. Que hay muchos.
Hace ya algunos años se incorporó a las hermandades sevillanas, el Cristo de la sed.
Sale de la iglesia de la Concepción.
Al principio no hacía estación de penitencia en la Catedral.
Solamente recorría su barrio, el de Nervión el viernes por la tarde.
Pero ya ha llovido y a habido sequías desde entonces y ahora procesiona el Miércoles Santo.
Los viernes de cuaresma y en especial el de Dolores, era costumbre poner bacalao en todas las casas.
El bacalao sigue dando sed horas y horas después de haberlo comido.
Con la guasita sevillana a este Cristo se le decía El Bacalao.
Por lo del viernes de Dolores y por lo de La Sed.
No sé si a los hermanos cofrades les gustaba esto y lo que tampoco sé es si los sevillanos recuerdan este mote simpático y desde luego, respetuoso.
Pero de lo quiero hablar hoy es de las comidas y de los dulces.
¿Habéis echado el bacalao en agua?
¿Habéis comprado el pan para las torrijas, la miel y todos los avíos?
Pues ¿Qué estáis esperando?
Las tradiciones hay que respetarlas.
Yo voy a ponerme en la cocina como una loca y no voy a parar hasta que no prepare comida para varios días y torrijas, pestiños, arroz con leche, mantas, canutillos y hasta leche frita.
Ese olor a miel y masa frita me transporta a mi niñez.
¡Qué buenos recuerdos!
Pero no me voy a poner nostálgica, me voy a poner en acción. ¡A trabajar!
Y por eso os dejo ahorita.
Lo que hay que hacer, entre antes se haga mejor.
Luego os contaré el resultado e incluso si os portáis bien os mandaré algunos dulcecillos.
Que no se os eche el tiempo encima. Las prisas no son buenas en la cocina.
Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días y de Dolores.