Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos días, de Domingo de Resurrección.

Con hoy se pone fin a nuestra Semana Santa.

A partir de ahora los cofrades forofos empiezan la cuenta atrás.

Pero todos durante algunos días comentaremos aquello que más nos impresionó o más nos dolió.

Los historiadores de la ciudad nos contarán en libros sesudos, los acontecimientos de cada día y de cada hermandad.

Los meteorólogos hablarán del clima.

Los sociólogos explicarán el comportamiento de las personas en los distintos hechos.

La afluencia de público, y si éste era más o menos devoto. O más o menos conocedor de la esencia de los pasos.

Nos hablarán también de los distintos comportamientos humanos, según a la clase social que pertenezcan.

Los hoteleros harán caja. Ajustarán las pérdidas y los beneficios.

El sevillano se limitará a guardar en su corazón las vivencias más entrañables, más personales, más íntimas, más felices o más dolorosas.

Hablarán de ilusión y de desilusión. Hablarán de aquel rinconcito mágico donde escucharon una saeta.

El sevillano vive la Semana Santa desde dentro. La guarda en lo más recóndito de su alma.

Y espera con fe o con ilusión. O con las dos cosas. Que el próximo Domingo de Ramos, ya esté la primera en la Campana.

A partir de mañana empezará el ajetreo de recoger lo que es semanantero.

Se limpiarán con esmero las peinetas. Se llevarán a la tintorería las mantillas. O se lavarán en casa con mimo.

Y luego, envueltas en papel de seda, a la caja, y la caja al cajón mejor de la casa.

Y a dormir y a soñar con los Sagrarios y los Oficios. Con los paseos del brazo del acompañante gentil, que pasa a un segundo término en esta situación.

¡Porque las cosas también sueñan!

Las túnicas se plancharán con papel de estraza para retirar la cera. Y luego a lavarlas y el mismo proceso.

Los capirotes si han resistido la lluvia, irán al altillo o a casa de la abuela.

Esas abuelas, que aunque su casa sea pequeña, la estiran, para acoger y guardar, la cosas de sus nietos.

Y luego…

Luego, como San Juan de la Cruz: “Decíamos ayer…”

¡Y al trabajo!

A retomar el trabajo, con la rutina diaria y con la alegría de saber que se tienen cubiertas las necesidades primarias.

Y algunos, seguro, ya estarán hablando de la Feria de Abril.

¡Así somos! Aquí se pasa de las saetas a las sevillanas, en un abrir y cerrar de ojos.

¡Somos así!

Sabemos trabajar y divertirnos.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos y de Resurrección.

 

Manuela Sosa Martin

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