Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos sevillanos.
 Buenos días de poemas.

Como dice el fotógrafo, os prometí mandar los poemas, y lo cumplo.
Éste es un ejemplo de su poesía y de su estilo literario

Un poema bello y duro.

“Soñaba en su lecho el rey,
soñaba de madrugada
que entre las ondas del río
buscaba manzanas blancas.
Y el rey Almutamid
en su sueño contemplaba
la dulce fruta de nieve
que en los espejos temblaba.
Noche de miedo en Sevilla,
víspera de la batalla.
En Sevilla, Almutamid
abrió los ojos al alba
cuando el sol enrojecía
en la ventana más alta.
Y ni el amanecer halló
ni arrayán bajo la almohada
ni del agua el dulce nido
donde vio manzanas blancas.
Noche de miedo en Sevilla,
víspera de la batalla.”

La literatura medieval, que tanto nos habla de cómo puede cambiar la fortuna, convierte en tema literario la voz poética de un hombre de carne y hueso: Al- Mu´tamid.
El eterno asunto lírico de la realidad y el deseo, está perfectamente claro en el poema, alternando el sueño y el amanecer. La batalla ganada y la derrota.
Paco Ibañez, musicó el poema, en su disco: “Por una canción”

Los críticos literarios opinan que los Poemas arabigoandaluces, no son sinceros porque los poetas están influenciados por los tópicos y símbolos creados por sus antecesores.
No voy a contradecirlos. Mi único objetivo es acercar la poesía de este rey, al amigo de Sevilla.

Pero sí entiendo, que en el poema aflora la verdad de su dramática situación. Basta con releer este estrofa:

“Y ni el amanecer halló
ni arrayán bajo la almohada
ni del agua el dulce nido
donde vio manzanas blancas.”

Cuando el poeta se ocupa del cuerpo femenino: la leyenda del rey de Sevilla nos lleva a pensar en Rummaykiya, Itimad. Esa mujer aparecerá descrita mediante una serie de metáforas en las que se la compara con diferentes elementos de la naturaleza. La peculiaridad de la poesía arábigo-andaluza reside en que esos elementos de la naturaleza no son propios de nuestra geografía, sino que son característicos de las tierras africanas o asiáticas, de donde procede la cultura andalusí.

“Es un antílope por su cuello,
Una gacela por sus ojos,
Un jardín de arriates por su fragancia,
Una rama de sauce por su talle.”

En otras ocasiones, la comparación es más cercana a nosotros y la mujer se presenta como luz. La amada compite con el mismo sol en fulgor.

“El relámpago la asustó, cuando en su mano
El relámpago del vino resplandecía.
¡Ojalá supiera cómo, si ella es el sol de la mañana,
se asusta de la luz!”

Pero la experiencia amorosa puede también ser fruto del sueño y, por tanto, pertenecer al ámbito del deseo y no de la realidad.

Te he visto
“Te he visto en sueños en mi lecho,
Y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada;
Era como si me abrazases, y sintieses
El amor y el desvelo que yo siento;
Era como si te besase los labios, la nuca,
Las mejillas y lograse mi deseo.
¡Por tu amor! Si no me visitase tu imagen,
en sueños, a intervalos, no dormiría más.”
En sueños
“En sueños tu imagen presentó a la mía, mejilla y pecho;
Recogí la rosa y mordí la manzana;
Me ofreció los rojos labios y aspiré su aliento:
Me pareció que sentía el olor a sándalo.
¡Ojalá quisiera visitarme cuando estoy despierto…!
Pero entre nosotros pende el velo de la separación:
¿Por qué la tristeza no se aparta de nosotros,
por qué no se aleja la desgracia?”

Para finalizar, un par de poemas sobre el vino porque en ese canto a los placeres carnales, a la belleza y al hedonismo, aunque a través de convenciones literarias evidentes, el lector de hoy puede entrever lo que en su vida real el poeta acabó perdiendo.

El copero, la copa y el vino.

“Apareció, exhalando aromas de sándalo,
Al doblar la cintura por el esbelto talle,
¡Cuántas veces me sirvió, aquella oscura noche,
en agua cristalizada, rosas líquidas!”

El reflejo.

“El reflejo del vino atravesado por la luz
Colorea de rojo los dedos del copero,
Como el enebro deja teñido el hocico del antílope.”

Al Mutamid se empeñó en construir a base versos y acciones guerreras en torno a su alcázar sevillano, un mundo dominado por la belleza, el disfrute de los placeres carnales, el valor, la victoria y la gloria.
Todo eso lo dejó atrás al partir en su barco camino del exilio.
Otros muchos artistas en siglos sucesivos también expresarán en su obras sensaciones similares a las de Al Mutamid.
Y a algunos de esos sentimientos les ha puesto música Paco Ibáñez, probablemente porque también él los comparte en cierta manera.

El domingo puede ser un buen día para recrearnos con la belleza del espíritu.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días de poemas.

 

Manuela Sosa Martin.

 

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