Los buenos días de Manuela

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos días, de ordenador.

Mi ordenador está chungo.

Falla más que las escopetas de la Feria. Pero no os he olvidado.

Que quede constancia escrita.

Hoy os voy a hablar de dos escritores franceses existencialistas: Sartre y Simone de Beauvoir.

 

Se conocieron de estudiantes y su relación duró toda su vida. No fue una relación monógama, sino abierta. Respetando la libertad de cada uno.

Es una pareja curiosa, coherente y consecuente con sus ideas.

Merece la pena adentrarse en su obra. Los dos son escritores y filósofos extraordinarios.

Sartre rechazó el Nobel porque no quería unirse al sistema con el que no estaba de acuerdo

Para él la creación literaria pertenece sólo al escritor y al lector, sin pasar por las Instituciones.

Como digo fue consecuente con sus ideas en todo hasta el final y aceptando las consecuencias que se derivaran de ello.

Simone de Beauvoir aportó a la literatura una visión nueva de la mujer.

Ella decía:”La mujer no nace, se hace”

Es la idea existencialista que opina que el ser humano es el único responsable de su vida y de sus actos. Se la ha considerado una precursora del feminismo por algunas de sus novelas y por su ensayo “El segundo sexo”.

Si hablo de ellos, aparte de su valor literario indiscutible,

es porque visitaron Sevilla con frecuencia.

La primera vez se quedaron prendados de la ciudad y cada vez que podían se escapaban y se perdían por nuestras calles.

Se hospedaban en el Hotel Simón, en la calle García de Vinuesa, enfrente de la catedral.

¡No eran tontos, no!

Tenían la costumbre de recorrer los lugares en bicicleta y parar allí donde les apetecía.

De sus estancias en Sevilla hay constancia escrita y siempre con una opinión inmejorable para la ciudad.

No tanto para los habitantes. Sobre todo para las mujeres a las que veían sometidas al hombre.

¿Lo estaban? ¿Lo están?

Lo dejo a la consideración de los lectores de la página. Habrá opiniones para todos los gustos.

Siempre me ha llamado la atención que estas dos personas tan “viajadas” repitieran las visitas a Sevilla.

Pues lo hicieron.

Y montados en sus bicicletas o con ellas de la mano, recorrieron todas las calles y apreciaron su belleza.

“Algo tiene el agua, cuando la bendicen.”

Algo tiene Sevilla.
Tiene encanto y no presume de ello.

Presumimos los sevillanos y por eso quiero dejar esta reflexión de Simone.

“Todos tenemos encanto hasta que empezamos a creérnoslo”

Ahí queda eso.

 

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos y de ordenador.

 

Manuela Sosa Martin.

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