Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos días, de ecuador de Feria.

“!Ay, ay!- decía una gitanita ayer.

¡Ay, ay! Qué estoy reventá! y aún me quedan tres días de Feria.

¡Pos no vengas más! – le decía el hermano.

¡Sí, hombre! ¡Y esperar hasta el año que viene!”

Quedan tres días de feria, hay mucha gente que está reventá, las carteras están cada día más vacías, pero nadie quiere perderse ni un minuto de estar en el Real.

Conozco una familia, puede que haya más, que se traslada a vivir a la caseta.

En la trascaseta hay una sola cama, y cuando les pregunté cómo dormían, me dijeron: “Muy fácil, cuando uno se levanta el otro se acuesta”

¡Ya hay que ser amante de la Feria!

Y siempre está el saborío de turno que dice: “Total, en la Feria, qué se hace?. ¿Comer, beber y bailar?”

¡Pues sí! Básicamente eso.

Y a media noche un caldito con yerbabuena para seguir alternando.

¡Sí, eso es la Feria!

Hay quien tiene bastante con un ratito y hay quien necesita la semana entera.

También está el placer de vestirse de gitana, de pasear el Real a caballo o en coche de caballos, de ir a los cacharritos de la calle del Infierno, de ver una corrida de toros en la Maestranza o de compartir unos días de juerga con los amigos.

Es una semana para divertirse y pasarlo bien.

Esa es la Feria y lo es para una minoría.

Hay muchos sevillanos que ni siquiera la pisan.

Y, a parte de otros motivos, el principal salta a la vista. Puede que haya cuerpo que lo resista, pero no hay cartera que lo pague.

Y no estoy descubriendo nada nuevo ni criticando a nadie ni a nada.

Es una realidad.

La misma realidad que en todas las fiestas del mundo.

Hay quien se las puede permitir, hay quien no, y hay quien las trabaja.

Y creo que este último colectivo es el que más necesita de las fiestas.

Por eso me revientan las críticas que estoy leyendo en la prensa y oyendo y viendo en televisión.

“¡Qué barbaridad! ¡Qué derroche de dinero! ¿Dónde está La crisis?”

¡Pues hijo, un niño chico lo entendería!

La crisis está, pero no es igual para todos, y me parece estupendo que el dinero corra de mano en mano.

Sobre todo de la mano que lo tiene a la que se lo busca con su trabajo.

¡Seamos serios, señores!

Menos palabrería hueca y repetida.

Por lo menos cambiad el discurso, que todos los años es el mismo.

¡Anda, vámonos un ratito a la feria, y que cada uno la viva como pueda y quiera!

Y los criticones de la prensa que no se aprovechen de la credencial y se pongan púos de tó, y de gañote.

¡Ay, ay!

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos y de ecuador de la Feria.

 

Manuela Sosa Martin.

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