Antonio de Orleans, duque de Montpensier, encargó un grupo de doce esculturas a Antonio Susillo para rematar el Palacio de San Telmo, que por aquel entonces (1895) era de su propiedad. El encargo era muy concreto: quería que los doce sevillanos más relevantes de la historia coronaran una de las fachadas (la que da a la calle Palos de la Frontera) del edificio que ahora alberga la Presidencia de la Junta de Andalucía. Nueve de los elegidos habían nacido en Sevilla, mientras que otros tres fueron incluidos porque desarrollaron la mayor parte de su vida en la capital hispalense y también murieron en ella.
Empezando por los tres ‘foráneos’, hemos de nombrar al escultor Juan Martínez Montañés, natural de Alcalá la Real (Jaén) aunque criado artísticamente en Sevilla; el noble y militar Rodrigo Ponce de León (Arcos de la Frontera), que fue uno de los principales capitanes de los Reyes Católicos); y Benito Arias Montano (Fregenal de la Sierra, Badajoz), quien destacó como humanista, hebraísta, biólogo y escritor políglota.
Entre los nativos figuran los pintores Diego Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo; el filántropo y religioso Miguel Mañana, fundador del Hospital de la Caridad; el actor y dramaturgo Lope de Rueda, considerado como el precursor del Siglo de Oro del teatro comercial en España; el historiador y genealogista Diego Ortiz de Zúñiga; el escritor Fernando de Herrera, apodado el ‘Divino’; el militar Luis Daoíz, artífice del levantamiento del 2 de mayo de la Guerra de la Independencia; el noble y diplomático Fernando Afán de Ribera, quien dejó un gran legado en la Casa de Pilatos en forma de biblioteca; y el cronista, teólogo y jurista Bartolomé de las Casas, que llegó a ser obispo de Chiapas (México) y se consagró como firme defensor de los indios en América.