El avión que buscaba el sol de Sevilla

Muchos sevillanos se desvelaron a la misma hora el pasado jueves 23 de mayo. No ocurrió porque los despertadores estuviesen sincronizados, sino porque un extraño estruendo sacudió la ciudad a eso de las 7 de la mañana.

Hubo quien pensó que era una explosión y otros lo confundieron con un relámpago, pero nada más lejos de la realidad, ya que el ruido lo habían provocado dos cazas Eurofighters y la Patrulla Águila del Ejército del Aire español mientras escoltaban al Si2 (Solar Impulse II), el primer avión que dará la vuelta al mundo con energía exclusivamente solar.

Dicho avión despegó en Abu Dhabi en 2015 y puso rumbo a Nueva York, donde ha estado varios meses a la espera de un pronóstico meteorológico favorable para proseguir su trayecto.

Fue el pasado martes 21 de junio cuando recibió luz verde para partir de tierras estadounidenses y casi tres días después aterrizó en el aeropuerto de San Pablo, donde realizó una parada antes de dirigirse al punto de origen para completar la vuelta.

Base Aérea Moron
Caza Base Morón

Durante el recorrido hasta nuestra ciudad, dos pilotos suizos (Bertrand Piccard y André Borschberg) se fueron relevando a los mandos sin que la maquinaria consumiera ni una sola gota de combustible fósil.

Se trata, pues, de un hito histórico en el que Sevilla ha tomado parte gracias a su meteorología, pues no hay que olvidar que la ruta ha estadocondicionada por las condiciones climatológicas, evitándose zonas nubosas o con alta incidencia del viento.

Uno de los pilotos, Bertrand Piccard, inmortalizó el momento sacando un palo selfie por la ventanilla y haciéndose un autorretrato mientras se aproximaba al aeródromo sevillano.

Y, claro, la pregunta es obligada: ¿cómo pudo hacer eso en pleno vuelo? Para explicarlo, debemos partir de la base de que los aviones solares son muy diferentes de los convencionales.

No en vano, vuelan a una velocidad sensiblemente inferior y a una altura mucho más baja, de ahí que la cabina no tenga la necesidad de ser presurizada.

Con el tiempo, esta estampa dejará de ser original para convertirse en rutinaria, aunque no sucederá de la noche a la mañana.

El Saeta cumple 60 años

Si la invención del avión fue un paso de gigante para la humanidad, la invención del avión a reacción no le fue a la zaga. No en vano, la versión mejorada permitía volar más alto, más rápido y con mayor autonomía, de ahí que abriera la puerta a las rutas intercontinentales sin necesidad de escalas. Y si nos adentramos en el terreno militar, las ventajas eran ilimitadas. No es de extrañar, por tanto, que fuesen los alemanes los primeros en utilizarlo durante la II Guerra Mundial, un periodo marcado principalmente por las masacres, pero también por los importantes avances tecnológicos que se desarrollaron.

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La efervescencia del zepelín

Cuando los aviones se destinaban casi exclusivamente para fines militares, la mejor manera de volar placenteramente era a través de un zepelín. Este medio de transporte tuvo una vida efímera, pero bastante intensa. De hecho, la primera vez que sobrevoló el cielo sevillano (el 14 de abril de 1929) causó muchísimo furor, extendiendo el deseo de probarlo entre los ciudadanos y el de explotarlo entre empresarios y gobernantes.

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El parque interminable del Tamarguillo

tamarguilloEl Tamarguillo es, ante todo, un arroyo que desemboca en el río Guadalquivir, pero su nombre también está presente en una ronda muy conocida y en un parque relativamente desconocido, aunque hoy trataremos de poner en relieve todas las bondades de éste último. Lo primero que llama la atención del Parque del Tamarguillo, situado junto al Aeropuerto de San Pablo, son sus enormes dimensiones, ya que cuenta con 96 hectáreas de extensión, aproximadamente el doble que el del Alamillo. Tanto es así que, salvo que contemos con un físico excepcional, resulta complicado atravesarlo de punta a punta si no es a través de una bicicleta. Además, su disposición horizontal tampoco ayuda a vadearlo con facilidad.

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Santa Justa: el salto a la alta velocidad

santa justaSi hace algunas semanas repasábamos la historia de la estación de Plaza de Armas, hoy le toca el turno a su sucesora: Santa Justa. Fue concebida a mediados de los ochenta para operar con líneas de alta velocidad, las cuales empezaban a implantarse poco a poco en España después de haberlo hecho de manera exitosa en otros países europeos. Además, por aquel entonces existía otro motivo de peso para iniciar su construcción: la celebración de la Exposición Universal de 1992, la cual iba a atraer a millones de turistas. Así las cosas, se le encomendó al prestigioso estudio Cruz y Ortiz, liderado por dos arquitectos sevillanos, la tarea de levantar una estación ferroviaria de primera calidad.

El resultado fue una enorme infraestructura de 80.000 metros cuadrados elaborada con ladrillo, acero y vidrio. El conjunto se organiza en torno a 12 vías (seis de ancho ibérico y otras seis de ancho internacional), siete andenes de 525 metros de longitud y un amplio vestíbulo que ofrece servicios de todo tipo, desde los inexcusables puntos de información, taquillas, consignas y aseos, hasta otros más complementarios como pueden ser cajeros automáticos, alquiler de coches, quioscos de prensa, cafeterías, restaurantes, etcétera. Vista desde fuera, la estación llama la atención por su fachada elíptica y sus amplias zonas de aparcamiento, las cuales, en momentos de gran afluencia de público, incluso se quedan pequeñas.

Aun así, Santa Justa tiene la ventaja de estar perfectamente conectada con las líneas de autobuses C1, C2, 28, 32 y Especial Aeropuerto, sin olvidar los espacios reservados para taxis. Además, está previsto que en un futuro el Metro llegue hasta sus inmediaciones, si bien actualmente la parada más cercana está a un kilómetro de distancia (Nervión). Y en lo referente a sus conexiones con el exterior, cabe reseñar que ofrece servicios de larga distancia a través de trenes AVE y Talgo (Madrid, Barcelona…), y otros de media distancia a través de MD y Avant (resto de Andalucía y Extremadura). 

El AVE adelanta al avión

ave sevilla-valenciaA diferencia de otros países europeos, en los que la red ferroviaria adquiere un enorme protagonismo en el día a día de sus ciudadanos, en España siempre hemos preferido el coche y sobre todo el avión (desde que se puede volar) para hacer trayectos medios y largos. No obstante, esa tendencia se está invirtiendo en los últimos tiempos, sobre todo tras la implantación de las líneas de alta velocidad. Y para muestra, un botón: el AVE que conecta Sevilla con Valencia ya tiene más pasajeros que el vuelo que une la capital hispalense con la del Turia.

Al AVE le han bastado sólo dos años para darle la vuelta a la tortilla, ya que en junio de 2012, cuando se puso en marcha esta línea, la cuota de mercado era de un 85% para el avión y sólo un 15% para al tren. Ahora las tornas han cambiado, pues el tren acapara el 60% del tráfico y el avión el 40%. Algún escéptico podría pensar que este vuelco se debe a la caída a la caída de un medio de transporte y no a la subida del otro, pero no es el caso, ya que el número de viajeros del tren Sevilla-Valencia aumentó de un año para otro en un 28%, que se traduce en 210.000 personas más.  

Obviamente, una de las claves de este cambio ha sido el abaratamiento de los billetes de tren, así como la aplicación de promociones especiales en determinadas fechas del año. Desde que se habilitó esta conexión, Renfe oferta dos trenes directos al día, con paradas intermedias en Córdoba, Puerto Llano, Ciudad Real y Cuenca, con una duración aproximada de tres horas y 50 minutos. O lo que es lo mismo, la mitad de lo que tardan en llegar los ferrocarriles convencionales en la misma ruta. Por último, cabe destacar que entre el 27 de julio y el 31 de agosto estará operativa la línea Sevilla-Alicante, con el objeto de fomentar el trasvase de turistas durante el periodo vacacional.   

Ochenta años recibiendo pasajeros

zepellin sevillaRecientemente se han cumplido ochenta años desde que la primera aeronave aterrizara en el aeropuerto de Sevilla. Fue el 11 de julio de 1933 cuando el célebre Graff Zepellin estrenó el pavimento de San Pablo con 18 pasajeros a bordo, la mayoría de ellos alemanes, que fueron recibidos por un comité de bienvenida entre los sones musicales de una orquestina. Hasta ese momento, los aviones habían operado en Tablada, en una parcela de 240.000 metros cuadrados que había sido cedida por el Ayuntamiento al ejército y que inicialmente fue utilizada para exhibiciones aéreas. Sin embargo, con el paso del tiempo fue también un centro de formación de pilotos y observadores, y un vértice de líneas comerciales que unían a la capital hispalense con Madrid, Larache (Marruecos), Lisboa, Barcelona, Berlín y Canarias.

Durante la Guerra Civil, Sevilla se convirtió en un punto estratégico para el desembarco de las tropas africanas y una vez finalizada la contienda, el turismo pasó a ser la razón de ser del aeropuerto.  Así, entre los años cuarenta y cincuenta se amplió el número de pistas y se construyó una terminal y una torre de control para dar cabida a la creciente demanda, en unos tiempos en los que un billete peninsular costaba alrededor de 300 pesetas, mientras que uno insular alcanzaba las mil pesetas. En cualquier caso, la gran renovación de las instalaciones se produjo con motivo de la Exposición Universal de 1992, ya que las obras cambiaron su aspecto y su funcionamiento por completo.

Desde entonces a esta parte, el aeropuerto apenas ha sido modernizado, pero ha mantenido una actividad notable. Buena prueba de ello es que actualmente da servicio a una media de 4,3 millones de usuarios al año, supervisa casi 50.000 vuelos y trabaja con quince compañías que ofrecen 40 destinos nacionales e internacionales. En términos absolutos, San Pablo ha visto aterrizar a 86 millones de pasajeros durante sus 80 años de existencia y da trabajo a 2.400 personas, cifras que dejan a las claras su relevancia para la economía sevillana.  

Las bondades del AVE

ave¿Sevilla es especial porque siempre estuvo conectada al mundo? ¿O siempre estuvo conectada al mundo porque es especial? Responder a esta pregunta es tan difícil como resolver el enigma de qué existió primero, el huevo o la gallina. Lo que está fuera de toda duda es que desde tiempos inmemoriales la humanidad se ha afanado en llegar a Sevilla, primero a través de la Vía Augusta, posteriormente explotando la navegabilidad del río Guadalquivir y así hasta llegar a los tiempos de las autopistas, los aeropuertos y demás. Hoy, no obstante, nos detendremos principalmente en el AVE, que fue inaugurado el 21 de abril de 1992 con motivo de la Exposición Universal.

Es muy significativo que el primer tren de alta velocidad español uniera la capital del país con Sevilla y no con otras ciudades punteras como Barcelona, Valencia o Bilbao. Su velocidad punta de 300 kilométros por hora fue un avance importantísimos  en su día y 20 años después sigue estando muy lejos de la obsolescencia. Tanto es así que el 66% de los turistas que recibió Sevilla en el pasado mes de mayo llegaron a través del AVE, según datos  del Instituto Nacional Estadístico (INE). Cifras que dejan a las claras que este medio de transporte sigue siendo el preferido para los desplazamientos nacionales.

La misma fuente desvela que los viajeros que arriban en Sevilla a través de este tren son, en su mayoría, madrileños, catalanes y valencianos, al margen de los propios andaluces, obviamente. Además, el tráfico ha registrado un incremento del 20% con respecto al año anterior gracias, en gran medida, a la bajada de precios que la compañía Renfe puso en marcha hace sólo unos meses. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que atravesar Despeñaperros era una odisea tanto para la gente del norte como para la del sur. 

Sevilla se sube al pódium del turismo nacional

La calidad termina imponiéndose a las modas y por eso, Sevilla, tras un periodo de impasse,  ha recuperado su estatus como referencia turística nacional. De hecho, según los últimos datos oficiales, se ha colocado como la tercera ciudad española que más visitantes recibe, sólo superada por Madrid y Barcelona. Sin duda, se trata de una noticia tremendamente positiva y halagüeña para todo el sector turístico, pilar sobre el que se asienta buena parte de la economía sevillana.

Ahora los hoteles vuelven a tener una ocupación similar a la que tenían antes del estallido de la crisis, es decir, en torno al 75% de su capacidad. Por su parte, el aeropuerto está rozando el récord de pasajeros que se produjo con motivo de la Expo de 1992, mientras que las cifras del AVE se mantienen más o menos estables. Tampoco hay que olvidarse de los cruceros, cuyo boom ha permitido que más de 13.000 turistas hayan arribado a la ciudad en lo que va de año a través del río Guadalquivir, lo cual supone un incremento de más del 50%. Obviamente, todo ello se palpa día a día en el ambiente y en los monumentos más emblemáticos, los cuales han recibido más de un millón de visitas cada uno en 2011.

Pero la pregunta es inevitable. ¿A qué se debe este incremento del turismo? La respuesta comprende un cúmulo de factores. El primero de ellos, y quizás el fundamental, es que Sevilla ha mejorado su oferta turística. Lo ha hecho mimando y cuidando todos los detalles de lo que ya tenía y apostando por otras atracciones más novedosas como la ópera, el Castillo de San Jorge, eventos deportivos y musicales, el transporte fluvial, congresos, etc. Además, ha sabido adaptarse a los tiempos de austeridad que corren rebajando los precios (sólo Cáceres y Granada son más baratas en España) e ingeniando promociones al gusto del consumidor. Sin ir más lejos, Pedro Sánchez Cuerda, presidente de los hosteleros sevillanos, afirmó hace unos días que actualmente los turistas “prefieren la barra a la mesa y el mantel”, por lo que muchos de los bares y restaurantes han optado por ofrecer más tapas y menos platos rimbombantes para conservar la clientela.

Desde el punto de vista externo, todos los conflictos políticos y militares del Norte de África han beneficiado a Sevilla, ya que muchos de los extranjeros que tenían pensando visitar estos lugares se han decantado finalmente por la capital hispalense. También ha favorecido sobremanera la existencia de líneas aéreas de bajo coste, que facilitan la llegada de turistas de diferentes edades y procedencias.

En cualquier caso, a nadie se le escapa que la gran baza de Sevilla sigue y seguirá siendo su patrimonio histórico, artístico, cultural y gastronómico. ¿Quién no desea ver con sus propios ojos la Giralda, la Catedral, la Torre del Oro, el Alcázar, el río Guadalquivir, el barrio de Santa Cruz, el Archivo de Indias, la Plaza de España o La Maestranza? La tentación es infinita.