La astucia de un rey

No es la primera vez que mencionamos a Pedro I y probablemente tampoco será la última. Como recordarán, en el siglo XIV este rey de Castilla era apodado por sus detractores como ‘El Cruel’ y por sus defensores como ‘El Justiciero’, fiel reflejo de que no dejaba a nadie indiferente. Sus andanzas por Sevilla dieron pie a varias leyendas y la que hoy nos ocupa tiene que ver con un asunto de honor. Una noche, mientras paseaba solo por el centro de la ciudad, se topó con uno de los Guzmanes, familia que apoyaba a su hermano bastardo en la lucha por el trono, y el encuentro fortuito terminó con un choque de espadas. Pedro I acabó con la vida de su oponente, creyendo que nadie le había visto, pero se equivocaba, pues una anciana que miraba por su ventana  distinguió perfectamente el chasquido de sus rodillas, conocido problema de nacimiento que le hacía caminar con dificultad.

Por aquel entonces, el alcalde de Sevilla, Domingo Cerón, se jactaba de que ningún delito cometido en la ciudad quedaba sin castigo y en este caso tampoco quiso hacer una excepción. De hecho, cuando los Guzmanes exigieron justicia, emprendió una investigación para esclarecer los hechos. “Cuando se halle al culpable, haré poner su cabeza en el lugar de la muerte”, afirmó. El juicio se inició con la anciana como único testigo, pero ésta se negó a confesar pese a las fuertes presiones. Llegados a este punto, el rey se dirigió a ella y, en un alarde de poder, le pidió con buenas palabras que delatara al asesino.  Entonces, la mujer se dirigió a una sala contigua y cuando vio que Pedro I era la única persona que estaba a su lado, le dijo que si quería ver el rostro del malhechor que mirara de frente al espejo que había colgado en la pared.

Al día siguiente, el Alguacil Real recorrió las calles de Sevilla con una caja sellada y pregonando que dentro de ella se encontraba la cabeza del asesino. La llevó al lugar del crimen (llamado entonces Los Cuatro Colmillos), ordenó a unos albañiles que la introdujeran en una hornacina y aclaró a los presentes que nadie debía abrirla so pena de muerte. Y allí permaneció intacta hasta el Pedro I falleció y los Guzmanes se apresuraron a conocer su contenido. Fue entonces cuando descubrieron por fin la identidad del asesino, pues en el interior hallaron el busto del rey, aunque con una particularidad: era de mármol. Dicha estatua aún puede contemplarse en la calle Candilejo. 

El tranvía atropella a una anciana

tranvíaLa mujer sufre traumatismo en la cabeza. El vehículo la arrolló mientras paseaba por la avenida de la Constitución.Tres años y medio después de su inauguración, el Metrocentro sufrió su primer accidente grave en la Avenida de la Constitución. El tranvía, que debido a la instalación de la carrera oficial tiene reducido su recorrido de forma que llega como máximo al Archivo de Indias, golpeó en torno a las doce y veinte del mediodía a una anciana de ochenta años que resultó herida de gravedad al caer al suelo. Fue trasladada a la unidad de traumatología del Hospital Virgen del Rocío, donde permanece ingresada en observación.El accidente, según informaron desde el Cecop, se produjo en torno al mediodía cuando la herida, que responde a las iniciales T.A.M., paseaba en dirección a la Catedral por la zona acotada de seguridad del Metrocentro.

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