El parque interminable del Tamarguillo

tamarguilloEl Tamarguillo es, ante todo, un arroyo que desemboca en el río Guadalquivir, pero su nombre también está presente en una ronda muy conocida y en un parque relativamente desconocido, aunque hoy trataremos de poner en relieve todas las bondades de éste último. Lo primero que llama la atención del Parque del Tamarguillo, situado junto al Aeropuerto de San Pablo, son sus enormes dimensiones, ya que cuenta con 96 hectáreas de extensión, aproximadamente el doble que el del Alamillo. Tanto es así que, salvo que contemos con un físico excepcional, resulta complicado atravesarlo de punta a punta si no es a través de una bicicleta. Además, su disposición horizontal tampoco ayuda a vadearlo con facilidad.

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Flamenco, toro bravo… y gallina de Utrera

feria gallinaUtrera es conocida por ser la cuna del toro bravo y del flamenco, por sus tradicionales dulces y por el toque singular de sus campanas. Pero la ciudad, además, en los últimos años está recordando que entre sus señas de identidad también se encuentra la de tener una raza propia de ave: la gallina utrerana. Comenzó ayer la séptima edición de una feria de muestras que la tiene como protagonista, y que se presenta como un «referente en el panorama nacional», en palabras del concejal de Agricultura, Juan Bocanegra. El alcalde, Francisco Jiménez (PA), que no pudo estar presente en la inauguración, había destacado la «larga tradición» de la avicultura en Utrera, «si bien su auténtico impulsor fue, en 1920, Joaquín del Castillo».

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‘Okupas’ en San José Obrero

Palomas en núcleo urbanoMás de diez años llevan los vecinos de las calles Francisco de Ariño y Niña obligados a convivir con las palomas que cada noche anidan en el antiguo palomar del barrio. La acera se llena de plumas y excrementos y en los cables llegan a encontrarse aves muertas. Los vecinos no abren las ventanas porque el olor en ocasiones es nauseabundo o por miedo a que se cuelen estas aves en sus viviendas y comercios. Una situación que lleva más de una década repitiéndose sin que desde el Ayuntamiento se tome ninguna medida.En el número 6 de la calle Niña vivía el Loco pintor, como era conocido en el barrio el vecino dueño del antiguo palomar, donde hoy anidan las palomas. «Cuando falleció las palomas continuaron acudiendo, acostumbradas a la vieja casa», comenta desde su tapicería en la calle Jabugo Rafael Bernárdez. Años después, el inmueble continúa abandonado después de que se paralizaran las obras de remodelación: «Es un foco continuo de suciedad, excrementos y los vecinos no tenemos permiso para entrar, porque se trata de una propiedad privada».

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