En la Catedral de Sevilla, concretamente en el techo de una de las naves del Patio de los Naranjos, se encuentran cuatro objetos realmente peculiares: un cocodrilo de madera, un colmillo de elefante, un bocado (freno) aparentemente de caballo y un bastón de mando. Y la pregunta es inevitable: ¿cómo llegaron hasta allí? Existen varias leyendas que tratan de ofrecer una explicación razonable, y aunque ninguna de ellas tiene una base cien por cien sólida, pueden acercarnos a la realidad. La más extendida nos remonta hasta 1260, año en que el sultán de Egipto quiso casar a su primogénito con Berenguela, la hija del rey Alfonso X el Sabio.
Para conseguir su propósito envió una delegación cargada de regalos y entre ellos se hallaban el colmillo de elefante, un cocodrilo vivo extraído directamente del Nilo y una jirafa domesticada. Aun así, el monarca español rechazó la unión y mandó de regreso a los emisarios del sultán con nuevos presentes. Eso sí, se quedó con el cocodrilo, que fue disecado una vez muerto, y la jirafa, cuyo freno fue colgado junto a la piel del reptil. Con los años se añadió a la colección la vara del embajador castellano que viajó a Egipto para declinar amistosamente la proposición.
Ahora bien, ¿son esos objetos los mismos que podemos contemplar hoy día? No exactamente. El cocodrilo actual, conocido popularmente como ‘lagarto’, está tallado en madera y data del siglo XVI. Es muy posible que su estructura se corresponda con el original, pero a partir de ahí no hay más conexiones. Con todo, su imponente presencia llama poderosamente la atención, sobre todo porque su naturaleza no guarda relación con el entorno, de ahí que sea uno de los mayores atractivos para los niños que visitan la Catedral. Otra teoría más ‘escéptica’ sostiene que el animal fue colocado en esa posición simplemente para espantar a las aves que se colaban en el templo.
67º Fotografía y última de nuestro recorrido virtual por el
La localidad sevillana de Coria del Río -municipio hermanado con la ciudad de Sendai- se ha solidarizado este domingo con el pueblo japonés guardando cinco minutos de silencio ante la estatua del samurai Hasekura Tsunenaga por las víctimas del terremoto y posterior tsunami que ha asolado el país.El alcalde de Coria del Río, José Vicente Franco, ha explicado que el vínculo que une al municipio con el país nipón se remonta a unos 397 años, cuando una expedición japonesa que se dirigía a Roma a visitar al Papa llegó a la localidad enviada por el fundador de la ciudad de Sendai, Hasekura Tsunenaga.En este sentido, ha señalado que parte de las personas que integraban dicha expedición se quedó en el municipio sevillano «y ha llegado hasta nuestros días descendencia en forma de apellido». De hecho, ha apuntado que «son casi 1.000 corianos los que llevan en su primer apellido, segundo o incluso en ambos, el nombre de Japón».Según el regidor, este vínculo ancestral hace que la tragedia que está viviendo el pueblo japonés la sientan como propia, por lo que han manifestado al Gobierno del país, a través de la embajada española, sus condolencias y solidaridad e, incluso, ha anunciado que las banderas del municipio van a ondear a media asta durante una semana.
Le será entregado por el director general de RTVA en una gala que se celebrará en el Teatro Lope de Vega a partir de las 19,30 horas.El actor malagueño Antonio Banderas recibe este viernes 12 de noviembre el Premio RTVA a la Trayectoria Profesional de manos del director general de la radio y televisión pública andaluza, Pablo Carrasco, en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla. RTVA ha valorado, en esta ocasión, para conceder el citado premio, que el actor malagueño «es sin duda alguna, una de las personas que más han contribuido a ensalzar con su trabajo y actitud el cine español y, por inclusión, el andaluz».
Lo que hoy es el lugar de peregrinación de cientos de turistas y templo del patrimonio real de Sevilla, fue hace siglos un lugar de citas donde los habitantes de la Híspalis satisfacían sus deseos sexuales. Sí. El Patio de Banderas del Real Alcázar de Sevilla habría albergado un prostíbulo o lupanar durante la época de la Híspalis romana.El equipo de arqueólogos que investiga las ruinas del edificio romano del siglo I antes de Cristo localizado en el subsuelo de la plaza baraja esta hipótesis después de que haya sido descubierto este verano un relieve pétreo con forma fálica en el marco de las excavaciones arqueológicas que están siendo promovidas por el Patronato del Real Alcázar.El alcaide del Real Alcázar, Antonio Rodríguez Galindo, ha confirmado a Europa Press que esta «anecdótica teoría» ha surgido, efectivamente, a cuenta del descubrimiento de este relieve en uno de los muros exteriores del edificio perteneciente a la Hispalis romana que descansa en el subsuelo de la plaza.