Se habla constantemente del derecho a la libertad, a la igualdad, al voto, a la intimidad, a la presunción de inocencia, a un juicio justo, a la vida… pero, ¿han oído hablar alguna vez del derecho a jugar? Seguramente no, pero técnicamente existe y está incluido en la Convención sobre los Derechos del Niño que se firmó en la ONU en 1989. Todos sabemos que el aprendizaje de los niños se lleva a cabo principalmente a través de las actividades lúdicas, pero por desgracia, no todos ellos tienen los medios necesarios a su alcance para practicarlas. Y no nos referimos en este caso a los pequeños que viven en la pobreza, que por desgracia, son demasiados, sino a los discapacitados.
Debido a sus dificultades físicas o sensoriales, no pueden disfrutar de todos los juguetes convencionales, ya sean los que se venden en tiendas o los que se encuentran en espacios públicos, pero el Ayuntamiento de Sevilla está poniendo de su parte para facilitar la integración de este colectivo. De esta manera, hace unos días concluyó la instalación de los juegos infantiles adaptados para niños con discapacidad en una zona céntrica y bien comunicada: los Jardines del Cristina. Gracias a la
inversión de unos 50.000 euros, este recinto ya cuenta con un columpio, un multijuego y un camión habilitados para los críos más especiales.
Obviamente, estas labores de adecuación no son más que el primer paso del compromiso adquirido por el alcalde con los niños discapacitados y sus padres, y la idea es que, de forma paulatina, la práctica totalidad de los parques de la ciudad vayan adaptándose a sus funcionalidades. ¿Cómo? Pintando los balancines con tonalidades llamativas y aplicando diferentes texturas para todos aquellos que tengan problemas visuales, colocando letreros en sistema braille, reforzando las medidas de seguridad, etc. En resumen, velando para que el derecho a jugar se cumpla al pie de la letra.