El Salvador, al descubierto

salvador nocheLa Iglesia Colegial del Divino Salvador, conocida de forma abreviada como ‘El Salvador’, es el segundo templo más grande de la ciudad tras la Catedral y un lugar tremendamente concurrido durante todo el año, especialmente, durante la cuaresma, pero… ¿conocemos todos sus recovecos? Muy pocos pueden responder afirmativamente a este pregunta porque algunas de sus dependencias no están abiertas al público habitualmente, si bien este verano desaparecen las barreras. Concretamente, y por segundo verano consecutivo, se han habilitado unas visitas guiadas para dejar la magnificencia de El Salvador completamente al descubierto.

Y para darles un plus de originalidad, el Cabildo ha dado luz verde para que las visitas se realicen por la noche en un ambiente irrepetible. El recorrido temático arranca en el Patio de los Naranjos, continúa por la cripta, prosigue por el camarín de la Virgen de las Aguas y concluye en las cubiertas de la iglesia, que ofrecen unas vistas realmente espectaculares y, lo que es más importante, insólitas. De esta manera, durante los 90 minutos aproximados que dura la excursión, el espectador podrá contemplar vestigios de las diferentes civilizaciones que han ocupado este espacio a lo largo de la historia.

 Según anunció el Arzobispado a través de una nota, el objetivo de esta actividad es mostrar “la huella de lo sagrado con la tenue luz de la noche”, de ahí que los horarios sean tardíos (21:00, 21:30 y 22:00 de lunes a jueves y 22:00 y 22:30 los viernes). Cada grupo estará compuesto por un mínimo de diez personas y un máximo de 20, mientras que el precio de las entradas ha sido fijado en 12 euros. Los turistas extranjeros también están de enhorabuena, puesto que los guías hablan inglés, francés, alemán e italiano. Las reservas pueden realizarse a través de la web oficial de la Catedral (www.catedraldesevilla.es), por email ([email protected]) o por teléfono (902099692).

Una iglesia con acento francés

san luisEn Sevilla, como en Roma, hay una iglesia en cada esquina y resulta materialmente imposible jerarquizarlas porque todas tienen su encanto. Hoy hablaremos de la de San Luis de los Franceses, uno de los mejores exponentes del barroco hispalense. Fue construida con un gusto exquisito entre 1699 y 1730 por la Compañía de Jesús, que ya había levantado previamente la Iglesia de la Anunciación. Los terrenos eran propiedad de Doña Lucía de Medina, quien puso dos condiciones para donarlos: que el templo se consagrara a San Luis (rey de Francia) y que ella misma fuese enterrada en su Capilla Mayor cuando pereciera. Ambas peticiones fueron aceptadas.

Funcionó como noviciado hasta 1767, año en el que los jesuitas fueron expulsados por primera vez por orden de Carlos III. Posteriormente pasó a ser un seminario clerical, un hospicio para religiosos mayores, un convento franciscano, una fábrica… en resumen, todo menos una iglesia. De hecho, durante muchos años estuvo cerrada al culto y en una situación de semiabandono. Afortunadamente, entre 1984 y 1990 se llevaran a cabo unos trabajos de restauración para darle una nueva utilidad: la de ser un privilegiado escenario para conciertos musicales y representaciones teatrales. Actualmente también se encuentra en obras para renovar su aspecto y reforzar sus estructuras.

¿Y pué podemos destacar de su arquitectura? Pues prácticamente todo. Se da por hecho que el diseño corrió a cargo de un arquitecto italiano desconocido y que el sevillano Leonardo de Figueroa actuó como maestro de obras. Vista desde fuera, la iglesia de San Luis llama la atención por su bellísima fachada elaborada en piedra y ladrillo, sus dos torres octogonales y su portentosa cúpula. El interior se articula con refinadas columnas salomónicas y cuenta con siete retablos de incalculable valor. El principal está presidido por un lienzo de San Luis, una Inmaculada de Duque Cornejo y un cuadro de la Virgen María con el Niño Jesús, mientras que los otros seis, situados en los laterales, están dedicados a diferentes Santos Jesuitas: San Ignacio de Loyola, San Estanislao de Kostka, San Luis Gonzaga, San Juan Francisco Regis, San Francisco de Borja y San Francisco Javier.

La Exaltación

exaltacionEl paso de misterio de la Hermandad de la Exaltación es uno de los más sobrecogedores de la Semana Santa de Sevilla. No en vano, representa el momento en el que Jesucristo, clavado ya en la cruz, es levantado y fijado al suelo por cuatro verdugos para su escarnio público. Asimismo, aparecen en la escena el Buen Ladrón y el Mal Ladrón (que correrían la misma suerte instantes después), así como dos centuriones montados a caballo que supervisan toda la ejecución.  Pero la iconografía no termina ahí, ya que en cada esquina del canasto surge un ángel mancebo (adulto). En el pasado contenía más figuras incluso, tales como el hombre que portaba una escalera, el que hacía sonar la trompeta para convocar al pueblo y el que vociferaba la sentencia.

Como no podía ser de otra forma, todo gira en torno al Santísimo Cristo de la Exaltación, una obra fechada en la segunda mitad del siglo XVII. Se cree que fue iniciada por el escultor Luis Antonio de los Arcos y rematada por su suegro, Pedro Roldán, tras mudarse el primero a Cádiz. No obstante, la blandura que presentan ciertas partes de su anatomía sugiere que también intervinieron otros miembros de su taller. Sea como fuere, la culminación fue portentosa. Es un Cristo de 1,77 metros de altura que mira hacia arriba y está cubierto únicamente por un paño de pureza.

Su rostro, girado hacia la izquierda y suspendido en una posición intermedia entre el suelo y el cielo, no transmite rabia ni dolor, sino más bien la actitud de quien está dispuesto a perdonar, creando una estampa muy ajustada al barroco sevillano. Para concluir, añadiremos  que el Cristo de la Exaltación fue restaurado por Ricardo Comas a principios de los ochenta, recibe culto en la iglesia de Santa Catalina (actualmente en obras, por lo que se ha trasladado temporalmente a la parroquia de San Román) y procesiona el Jueves Santo junto a la Virgen de las Lágrimas. 

La agonía de El Cachorro

A finales del siglo XVII, vivía en Triana un gitano al que apodaban ‘Cachorro’. Cada día cruzaba el puente de barcas y se dirigía hacia la ciudad para visitar a una mujer. Un payo que lo veía a menudo por las inmediaciones de su casa empezó a sospechar que mantenía un romance con su esposa y sus celos fueron en aumento hasta que su mente explotó. Le esperó cerca de una venta donde el presunto amante solía parar y, sin mediar palabra, le asestó nada más y nada menos que siete puñaladas que le hirieron de muerte. Con el tiempo, las investigaciones policiales demostraron que el gitano efectivamente se veía en secreto con una señora, pero no era una querida, sino su hermana bastarda, a la que no quería desacreditar en público.

El CachorroMás allá del propio crimen, lo verdaderamente significativo de esta historia que entremezcla la leyenda con la realidad es que un joven escultor presenció la escena. Hablamos del utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón, que quedó tan impresionado con la agonía del gitano en sus últimos momentos de vida, que decidió inspirarse en él para tallar el Cristo de la Expiración. Esta imagen fue un encargo de una corporación que acababa de fundarse en las afueras de Triana y que compartía sede con la Virgen del Patrocinio, de más antigüedad. En cualquier caso, poco después, en 1689, ambas hermandades se fusionaron en una sola y establecieron el Viernes Santo como día de salida penitencial.

Desde que llegó a la capilla, el ‘Cachorro’ despertó entre los habitantes de la zona una devoción desmedida y los entendidos en la materia se encargaron de difundir lo extraordinario de sus facciones al otro lado del Guadalquivir. Su rostro representa el momento exacto en el que confluyen la vida y la muerte, cuando los ojos se resisten a cerrarse por última vez. En su caso, mira hacia el cielo, con la cabeza aún erguida y la boca entreabierta y sedienta, mientras la sangre recorre su torso desnudo. A lo largo de los años ha sido restaurado varias veces por distintos imagineros, pero el Cristo de la Expiración no ha perdido un ápice de realismo y desde su cruz nos muestra el camino hacia el otro mundo todos los días del año.

El Palacio de San Telmo y sus barreras invisibles

Pese a su gran valor artístico y patrimonial, el Palacio de San Telmo es un edificio un tanto desconocido para el público en general. Sí, es verdad que sabemos que existe, cuál es su ubicación, cómo es su fachada y que es sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, pero debido a que tiene un uso exclusivamente político, todo lo que contiene de puertas para adentro está fuera del alcance de los ciudadanos de a pie. Y es una auténtica lástima, ya que tanto sus interiores como su propia historia no tienen ningún desperdicio. De hecho, para remontarnos a sus orígenes hay que retroceder en el tiempo más de tres siglos.

Los terrenos, que eran propiedad del Tribunal de la Santa Inquisición, fueron transferidos para la construcción del colegio-seminario de la Universidad de Mercaderes en 1682. Esta institución formaba a los huérfanos de marineros, posteriormente pasó a llamarse Colegio de la Marina y tuvo como alumno a Gustavo Adolfo Bécquer. Por suerte o por desgracia, la labor docente desapareció por completo del edificio cuando fue adquirido por los duques de Montpensier 1849, que lo convirtieron en su residencia oficial y lo aderezaron a las costumbres refinadas de su época. Pero el palacio no perteneció a la nobleza demasiado tiempo, ya que, unos cincuenta años después, la infanta y a la vez duquesa viuda María Luisa Fernanda falleció y legó los jardines (los que hoy forman el Parque de María Luisa) a la ciudad y el inmueble, a la Archidiócesis de Sevilla. Así, funcionó como seminario católico desde 1901 hasta 1989, momento en el que el cardenal Marcelo Espínola se lo cedió a la Junta de Andalucía.

Y la pregunta del millón: después de todos los usos que se le dio y por todas las manos que pasó, ¿qué hay dentro del Palacio de San Telmo? Al margen de un entramado de oficinas y recepciones solemnes, posee hermosos patios interiores, torres, jardines y una capilla presidida por la imagen de Nuestra Señora de Buen Aire. Todo ello, impregnado del mejor estilo barroco. Y qué decir de la portada, rematada por la figura de San Telmo, el patrón de los navegantes. También son llamativas las esculturas de doce sevillanos ilustres, entre ellos Miguel Mañara, Luis Daoíz y Bartolomé Esteban Murillo, que coronan la fachada que da a la calle Palos de la Frontera.

En los últimos días el Palacio de San Telmo ha sido noticia después de que el Partido Popular haya prometido en su programa electoral romper sus barreras invisibles y abrir sus puertas de par en par a la ciudadanía y al turismo, algo que ya sucede en las sedes de otras comunidades autónomas como la catalana, la valenciana o la murciana.

La Catedral de Sevilla: El Coro

La Catedral de Sevilla. El CoroFotografía en 360 grados del Coro de la Catedral de Sevilla:

 

 

La Catedral de Sevilla : El Coro.

 

 

 

  Ocupa un tramo de la nave central del templo, decorándose con muros de cantería, excepto en su frente, donde lo hace con una excepcional reja renacentista, obra de Fray Francisco de Salamanca, realizada entre 1518 y 1523; esta rematada con una cresteria cuyo motivo central representa el árbol de gets‚.En el interior del coro se dispone la sillería compuesta de dos cuerpos, en los que se disponen 117 sitiales tallados en madera; realizados en estilo gótico mudejar y representan esculturas de santos y relieves con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento.  De gran interés es el conjunto decorativo situado en las «misericordias» donde aparecen un amplio repertorio alegórico de los vicios, personificados en figuras monstruosas. En la silla destinada al Rey, decorada con escudos de Castilla y León, aparece la firma del escultor Nufro Sánchez y la fecha de 1478, quedando así documentada la labor de talla. Sin embargo, a partir de 1479 el escultor Pyeter Dancart continuo trabajando en el proceso decorativo de la sillería, que no fue concluida definitivamente hasta el siglo XVI.

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El legado barroco en el Aljarafe centra las VII Jornadas de Historia de la Provincia

 La Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e Investigadores Locales y los ayuntamientos de Albaida del Aljarafe, Olivares y Salteras, con el respaldo de la Diputación, Universidad Hispalense y Cajasol, celebrará los próximos días 18, 19 y 20 de marzo las VII Jornadas de Historia de la Provincia de Sevilla bajo el título ‘El Aljarafe Barroco’, según informó el Ayuntamiento de Olivares.

   El objeto de las mismas es  profundizar en la historia y el arte de los siglos XVII y XVIII en la comarca del Aljarafe sevillano. Debido a la gran acogida por parte de los participantes, la organización ha decidido ampliar hasta el próximo miércoles 17 de marzo el plazo de inscripción.

   El centenar y medio de  participantes –a la espera de contar con nuevos participantes– profundizarán a lo largo de intensas sesiones de trabajo que se desarrollarán los días 18, 19 y 20 de marzo en la historia y en el rico patrimonio que los siglos XVII y XVIII dejaron en esta singular comarca del Aljarafe.

   Más de 20 ponencias y comunicaciones relacionadas con la mayor parte de las localidades aljarafeñas se expondrán en las distintas sesiones académicas

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