El nuevo compañero.Un vigilante jurado custodia desde ayer los besos al Gran Poder

Vigilante Gran PoderPedro inició ayer su jornada laboral a las siete y media de la mañana, a la misma hora en que se abrían las puertas de la basílica de San Lorenzo. «Lo único que me han dicho es que me quede aquí y que esté atento». Ayer le tocaba prestar un servicio especial dentro de su largo curriculum como vigilante jurado: custodiar al Señor de Sevilla en el primer día en que el camarín del Nazareno se abría de nuevo a la visita de los fieles después de la brutal agresión de la que fue objeto la imagen el pasado 21 de junio por parte de un perturbado mental.  Había sed de Gran Poder después de casi quince días sin besar su talón, y eso que hacía solo una semana que el Nazareno reapareció entre los suyos en el presbiterio del templo ofreciendo a ras de suelo su mano izquierda a los besos reparadores de miles de sevillanos.

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