Sin lugar a dudas, el paso de misterio de la Hermandad de El Dulce Nombre, conocida popularmente como ‘La Bofetá’, es uno de los más originales de la Semana Santa de Sevilla. Entre otras cosas, porque la imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás es la única (de las que representan a Jesucristo) que aparece de espaldas al público y el realismo que transmite el episodio es sobrecogedor. Prácticamente todo el grupo escultórico es obra de Antonio Castillo Lastrucci, quien, en 1923, vio culminado su primer trabajo ‘procesional’. La talla principal, que mide 1,84 metros de altura y costó en su día 3.500 de las antiguas pesetas, fue elaborada en madera de cedro policromada e ideada para ser vestida.
Sin ir más lejos, su ajuar cuenta con cinco túnicas: una de terciopelo granate bordada en oro, una de tisú blanca también bordada en oro, y otras tres lisas de tonalidades blancas, burdeos y moradas. De igual modo, posee tres juegos de potencias: los realizados por Manuel Seco Imberg (1926), Cruz, Feria y Frías (1963) y Jesús Domínguez Vázquez (1964). El Cristo, que curiosamente lleva la firma de su autor en la parte posterior del torso, tiene un rostro sosegado sin marcas de dolor físico y lleva las manos atadas a la espalda.
En la escena, Malco tiene la actitud de abofetear a Jesucristo en presencia de José de Arimatea, Caifás, un soldado romano y un judío que parece disfrutar con el momento. Todas las imágenes que integran este misterio, que pueden contemplarse durante todo el año en la Iglesia de San Lorenzo y cada Martes Santo en las calles de Sevilla, fueron restauradas entre 1990 y 1991 en el extinto Taller Isbilia. Por último, cabe reseñar que el paso, de estilo neobarroco, fue diseñado por Juan Pérez Calvo y realizado por Rafael Fernández Toro en 1945.