Por si cabía la menor duda, este año también habrá Velá de Santa Ana en Triana. La crisis ha provocado que se reduzcan gastos en iluminación y se supriman los fuegos artificiales, pero no impedirá que la fiesta se celebre con el mismo entusiasmo de siempre. Es más, habrá algunas novedades significativas, como la incorporación de más casetas (se pasa de 19 a 26), la recuperación de los juegos tradicionales y la puesta en marcha de la primera ‘Trianá’ Deportiva, una especie de miniolimpiadas para la gente del barrio con disciplinas deportivas muy variadas. Y por si fuera poco, también contará con las actuaciones de Junior, Cantores de Híspales, Siempre Así y Manuel Carrasco.
Si hubiese que describir a la Velá de Santa Ana en una frase escueta,
podría decirse que es la Feria de Triana. Sus antecedentes más remotos se encuentran en la antigua romería que tenía lugar en la parroquia a finales del siglo XIII y es evidente que con el paso de los años ha ido evolucionando hasta convertirse en otro festejo más heterogéneo. El pregón que se expone en el Hotel Triana (esta edición correrá a cargo de Agustín Pérez González) supone el pistoletazo de salida y a partir de ese momento comienza todo: las luces, el colorido, la música, las competiciones, las distinciones, las exposiciones de pintura y cerámica, las representaciones teatrales en los corrales, las proyecciones de películas, la cucaña, la gastronomía, etcétera.
Todo ello, durante los días comprendidos entre el 20 y el 26 julio. Una semana tan intensa como corta para los que disfrutan de ella en la calle Betis, la Plaza del Altozano y aledaños. Preferiblemente de noche para evitar las altas temperaturas. Con el río Guadalquivir como telón de fondo y los farolillos como estrellas. Así es la Velá de Santa Ana. Familiar. Abierta. Inconfundible. Divertida. Adictiva. Así es Triana.