Entre puertas y postigos contaba la ciudad con diecinueve accesos:
Puerta Macarena, situada frente a la Basílica de La Macarena. Por ella hizo su entrada el emperador Carlos I. Puerta de Córdoba, está frente a la iglesia de los Capuchinos. Es la que conserva más claramente la disposición originaria y su carácter cerrado y militar.
Puerta del Sol, localizada al final de la calle Sol, frente a la Trinidad. Su nombre proviene del sol que tenía grabado en piedra sobre el dintel.
Puerta Osario, en la plaza del mismo nombre. Puerta de Carmona, situada en la esquina de San Esteban con Menéndez y Pelayo. Unido a esta puerta se encontraba el acueducto conocido como Caños de Carmona. Derribada en 1868.
Postigo del Jabón, está en la mediación de la calle Tintes.
Puerta de la Carne, en la calle Menéndez y Pelayo a la altura de la calle Santa María la Blanca.