Tras la celebración de una misa, la Romería de Valme comienza a las ocho de la mañana con la salida de la Virgen desde la Parroquia de Santa María Magdalena. Le acompaña una comitiva formada por jinetes, amazonas, miles de devotos que realizan el camino a pie y carretas tiradas por bueyes. Discurre por la vieja carretera que une Dos Hermanas con el barrio hispalense de Bellavista, una vía angosta y sinuosa que ofrece estampas muy hermosas, como por ejemplo los parajes de Barranco, el arco de la Hacienda de Doña María o la pendiente conocida popularmente como ‘Cuestaelinglés’, donde a medida que se avanza se va divisando Sevilla en el horizonte.
La llegada a la antigua ermita de El Cortijo del Cuarto es, al mismo tiempo, el ecuador y punto álgido de la jornada, pues allí se celebra una convivencia fraternal muy distendida, con tiempo suficiente para comer, cantar, bailar y rezar. Después de entonar el Rosario, a las seis de la tarde se inicia el regreso al templo de partida y la recogida se produce pasadas las 11 de la noche. Uno de los elementos diferenciadores de la Romería de Valme es que todas las carretas, incluida la de la Virgen, están decoradas con flores de papel de seda rizadas a mano. Además, también hay espacio para las galeras, que son remolques agrícolas de mayores dimensiones que las carretas.
Según los últimos datos oficiales, a la romería asisten más de 200.000 personas procedentes de todos los rincones de Andalucía. Precisamente esta masificación es la que ha provocado en los últimos años un caminar excesivamente lento, pues huelga decir que no es fácil movilizar a tantísimas personas por un sendero tradicional. Fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional el 15 de junio de 1976 y está considerada como la romería más concurrida de Sevilla y la tercera más popular de la región andaluza, sólo por detrás de la del Rocío (Almonte, Huelva) y la de Nuestra Señora de la Cabeza (Andújar, Jaén).