
El frío no arrugó a los deseosos de Esperanza. La misa de 9 de la basílica de la Macarena, con la Virgen ya en el presbiterio, duró justo lo que pudieron soportar para ser los primeros -y tener días para repetir- para encontrase con la dolorosa cara a cara. En Triana, en la calle Pureza, ya presumían de Esperanza desde el miércoles, pero tampoco evitaron las colas. «No ha sido como el Jueves Santo, pero ha habido mucha gente los dos días. Y se han formado colas desde primera hora de la mañana», aseguraban desde la corporación trianera, donde no disimulaban el entusiasmo por volver a disfrutar de este acto en la capilla de los Marineros. Los dos últimos años, las obras de ampliación y remozado del templo forzaron a trasladar el besamanos a la parroquia de Santa Ana, donde habitualmente la hermandad celebra sus cultos principales.Hasta el domingo a mediodía, la Trianera permanecerá en el presbiterio ante un altar velado por cortinas de damasco rojo, iluminadas por las recuperadas cinco lámparas de araña y arropada por un montaje que incluye el frontal de las bambalinas del palio y los laterales de los respiraderos de su paso.