Humildad y Paciencia

El Cristo de la Humildad y Paciencia de la Hermandad de la Cena presidirá el próximo Vía Crucis de Sevilla. Así lo ha decidido el Consejo de Cofradías, que también barajaba la opción del Cristo de la Buena Muerte de La Hiniesta por coincidir con el 450 aniversario de la fundación de la corporación. Lo que estaba cantado es que la imagen elegida iba a pertenecer al Domingo de Ramos, ya que era la jornada que más tiempo llevaba sin ser representada. Concretamente, desde 2005, cuando el Señor de las Penas de La Estrella acaparó todo el protagonismo.

La edición que viene, la número 40 del Vía Crucis de cofradías, se celebrará el primer lunes de Cuaresma, es decir, el 23 de febrero de 2015, un día después de la función principal de instituto de la Virgen del Subterráneo. Será una estupenda ocasión para conocer a fondo al Cristo de la Humildad y Paciencia, una talla anónima, pequeña (mide aproximadamente un metro), muy antigua (del siglo XVI) y elaborada en pasta de papelón que quizás no haya sido valorada en su justa medida durante su dilatada existencia, marcada por las vicisitudes.

Su origen más remoto se halla en la capilla de San Lázaro, situada junto al camposanto, y por tanto, fuera de las murallas de la ciudad. Allí era venerado por los enfermos del Hospital de Elephantiasis. Posteriormente, su corporación, la del Cristo Humillado, se unió a la de la Virgen del Subterráneo y a la de la Sagrada Cena, obteniendo como resultado final la corporación que hoy está asentada en Los Terceros. En su momento de máximo apogeo llegó a procesionar con la Esperanza Macarena, pero tras la Guerra Civil cayó en el olvido y estuvo 40 años sin desfilar por las calles de Sevilla. Afortunadamente, la Hermandad de La Cena decidió recuperarla para su cofradía en 1974.

La Cena

cenaExiste cierto consenso a la hora de señalar al Señor de la Sagrada Cena como la mejor imagen cristífera del siglo XX. Su autor, Sebastián Rojas, talló todo su cuerpo en 1955, le otorgó 177 centímetros de altura en madera policromada, le dio una postura erguida con los brazos abiertos en actitud de bendecir y una mirada al cielo. Pese a que en todos los manuales de la época se daba por sentado que debía aplicarse yeso en la cabeza y en las manos, Rojas prescindió de este material porque temía que desluciera su trabajo, de ahí que empleara en su lugar una preparación de goma laca.

Hablar del Señor de la Sagrada Cena implica, inevitablemente, hablar del apostolado que le acompaña en el paso de misterio, que es el que más figuras porta de toda la Semana Santa de Sevilla. Todo el grupo escultórico, que sale a la calle cada Domingo de Ramos desde la iglesia de Los Terceros y es de una calidad prodigiosa, fue realizado por Luis Ortega Bru entre 1975 y 1982. Representa la última cena de Jesús con sus discípulos (eucaristía), y en ella se aprecia el desconcierto de los presentes tras anunciar el Maestro que uno de ellos iba a traicionarle.   

Cada uno de los apóstoles posee su propia personalidad y rasgos que les permiten ser diferenciados fácilmente. Así, Judas Escariote está sentado casi de espaldas a la mesa y con la bolsa de monedas en su mano derecha; San Andrés tiene la boca entreabierta y cara de asombro; Santo Tomás lleva una turba en su cabeza; Santiago el Mayor, que originalmente fue tallado de pie, fue restaurado por sus desproporcionadas dimensiones y ahora aparece sentado; Simón figura con el torso adelantado a las piernas; San Pedro está situado al lado de Jesús, al que mira fijamente; San Bartolomé, Santiago el Menor y San Juan Evangelista se encuentran semiarrodillados en distintos puntos; San Judas Tadeo observa al Maestro con las manos levantadas; San Mateo deja entrever su cuello en tensión; y San Felipe, inspirado en Jesús del Soberano Poder (San Gonzalo), muestra la cabeza reclinada hacia la derecha. 

El Cristo de Burgos

Cristo de Burgos fotoLa primera pregunta que se hacen los no iniciados en la Semana Santa de Sevilla al escuchar el nombre de ‘Cristo de Burgos’ es por qué hace referencia a la ciudad castellano-leonesa. La respuesta se halla en 1574, año en el que el escultor Juan Bautista Vázquez ‘El Viejo’ lo talló a imagen y semejanza del que se venera en la Catedral de Burgos, por encargo de Juan de Castañeda. No obstante, también se tomó como referencia otra imagen de Sevilla, tal y como quedó reflejado en un documento escrito en el que el autor se comprometía a incorporar “una corona de espinas y sus cabellos largos y un paño en el cuerpo, según y en la forma que está y lo tiene el Santo Crucifijo de la Capilla de San Agustín de esta ciudad”, imagen que presidía los primitivos Viacrucis de la capital hispalense.

Inicialmente, el Cristo de Burgos fue ubicado en la capilla funeraria de la iglesia de San Pedro, pero ya en 1830 se habilitaron unos cuartos que se encontraban bajo la torre para que la imagen fuese venerada convenientemente. Décadas más tarde, José Ordóñez llevó a cabo una profunda restauración de la imagen, cambiando muchos aspectos de su fisonomía original. Por ejemplo, la cabellera natural fue sustituida por una de pasta, le colocó una corona de espinas superpuesta y le esculpió un sudario con maderas encoladas, cuyo nudo se encuentra en su cadera derecha.

El Crucificado, que mide 1,67 metros de estatura y es el segundo más antiguo de Sevilla, sólo superado por el Cristo de la Vera Cruz, procesiona cada Miércoles Santo seguido por Madre de Dios de la Palma, de la que hablaremos en otra ocasión. El paso, sobrio, oscuro e iluminado tenuemente por cuatro hachones de color tiniebla, concuerda perfectamente con la imponente imagen de Jesucristo ya muerto y el silencio que le acompaña, el cual sólo es cortado por los solemnes sonidos del oboe, el clarinete y el fagot. En resumen, el Cristo de Burgos es una imagen que nunca se olvida.   

El Cristo de la Salud de San Bernardo

san bernardoLa Semana Santa está a la vuelta de la esquina y, siguiendo la dinámica del año pasado, repasaremos algunas de las imágenes que procesionan en Sevilla hasta que concluya la cuaresma. Hoy hablaremos sobre el Santísimo Cristo de la Salud de San Bernardo, una imagen que fue tallada probablemente por el imaginero Andrés Cansino en torno a 1669. Se la encargó la Escuela de Cristo del Espíritu Santo, que tenía su sede en el desaparecido hospital que llevaba el mismo nombre, en la actual calle Tetuán, aunque más tarde pasó a ser venerada, de forma escalonada, en la antigua Iglesia de San Hermenegildo, en el Convento de la Paz y en la Escuela de Cristo de la Natividad (calle Ximénez de Enciso).

En 1936, año marcada en rojo en la historia de nuestro país, su destino cambia para siempre. No en vano, las revueltas anticlericales se llevaron por delante a los antiguos Titulares de la Hermandad de San Bernardo, que se vio forzada a solicitar un nuevo crucificado al cardenal Pedro Segura y Sáez. Y fue entonces cuanto la autoridad eclesiástica le cedió, gustosamente ya modo de depósito, la mejor talla que tenía: el Cristo de la Salud. La imagen fue trasladada en solemne Vía Crucis desde el barrio de Santa Cruz a San Bernardo en enero de 1938.

Aseguran los entendidos que posee todos los rasgos propios de un crucificado que ha sido ideado para ser adorado en un retablo: disposición frontal, ajustado a los cánones de la simetría clásica, con un dorso muy definido y una espalda abocetada. Mide alrededor de 1,75 metros, fue realizado en madera policromada, representa a Jesucristo muerto en la cruz con la corona de espinas clavada en su cabeza, y transmite una sensación de laxitud apabullante.  En el siglo XX fue sometido a tres restauraciones: la que llevó a cabo Sebastián Santos en 1938, la que corrió a cargo de su hijo, Jesús Santos, en 1975, y la que supervisó el Instituto Andaluz de Patrimonio Artístico en 1999. El Cristo de la Salud puede ser contemplado durante todo el año en la Parroquia de San Bernardo (calle Santo Rey) o en las calles de Sevilla el Miércoles Santo. 

La Buena Muerte de Los Estudiantes

En marzo de 1620, una cofradía de sacerdotes que tenía como sede la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, la actual Iglesia de la Anunciación, realizó un encargo a Juan Los estudiantesde Mesa, quien se comprometió a “dar hechas y acabadas dos imágenes de escultura, la una con Cristo Crucificado y la otra una Magdalena abrazada al pie de la Cruz, de madera de cedro, ambas a dos, de la estatura ordinaria humana… por 150 ducados”, rezaba el contrato. Seis meses después, las dos tallas fueron ya instaladas en un nuevo retablo para su veneración. De la imagen mariana poco se sabe, ya que desapareció sin dejar rastro, pero el crucificado sí ha llegado a nuestros días y no es ni más ni menos que el Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes.

La expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII propició que pasara a manos de la Universidad de Sevilla y que, posteriormente, se convirtiera en uno de los titulares de la Hermandad de Los Estudiantes. El Martes Santo de 1926, es decir, dos años después de la fundación de esta corporación, realizó su primera estación penitencia y gracias a ello se impidió su transferencia al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, tal y como pretendía el Gobierno de España. No fue el único contratiempo serio al que tuvieron que hacer frente sus fieles, pues, sin ir más lejos, hace 30 años se vieron obligados a recurrir a los servicios de Francisco Arquillo para recolocar la cabeza de la imagen, que se había desprendido accidentalmente durante un traslado.

Para fortuna de todos los que amamos la Semana Santa de Sevilla, la imagen, que originalmente no fue concebida para salir en procesión, resistió a todos los reveses y hoy día es uno de los referentes de nuestra Semana Santa. Como bien indica su nombre, es un Cristo que acaba de perecer, de ahí que sus músculos estén relajados. Su cuerpo, tallado con una precisión que emboba por su naturalismo, pende de los tres clavos que atraviesan sus manos y pies, y su cabeza, ya vencida, ha caído sobre su lado derecho. Su rostro, exhausto y hermoso a partes iguales, nos hace ver que no hay por qué temer a la muerte.

La herencia de Castillo Lastrucci

El 27 de febrero de 1882 nació uno de los mejores escultores que ha dado la ciudad de Sevilla: Antonio Castillo Lastrucci. Lo hizo en el seno de una familia que se dedicaba a la venta de sombreros y era el tercero de cuatro hermanos. Quiso el azar que justo en frente de su domicilio se encontrara el taller del que a la postre sería su mentor, el también laureado Antonio Susillo, a quien conoció siendo niño. La destreza del crío a la hora de hacer figuritas de terracota llamó la atención del maestro, que no dudó en reclutarle y enseñarle el oficio. Así las cosas, cuando ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla, ya poseía muchos conocimientos y era el alumno más aventajado.

Como era de esperar, empezó a ganar muchos concursos de talento y en 1915 la Diputación de Sevilla le concedió una beca para formarse en los museos de París y Roma. La capital transalpina no la llegó a visitar por culpa del estallido de la I Guerra Mundial, pero en tierras galas sí se empapó de cultura. Tras hacer una intensa escala en Madrid, volvió a Sevilla para poner en práctica todo lo aprendido y decidió abrir un pequeño taller. Pronto le llegó el encargo que le cambió la vida: la construcción de las imágenes del Misterio de Cristo ante Anás, de la Hermandad de la Bofetá, que salieron a la calle por primera vez en 1923. Tanto los hermanos de la corporación como el público en general quedaron gratamente satisfechos con el resultado, de ahí que a partir de entonces le llovieran los pedidos.

Se puede decir que a partir de los 40 años, es decir, en plena madurez, Castillo Lastrucci se dedicó por completo a la imaginería religiosa. Muchas tallas fueron destruidas o dañadas durante la Guerra Civil y a él le tocó reponerlas o restaurarlas. Con paso firme, fue granjeándose un prestigio y recibiendo llamadas no sólo de Sevilla y su provincia, sino también de todos los puntos de España. Su nombre evoca inevitablemente a nuestra Semana Santa, ya que muchas de las imágenes que desfilan por la capital hispalense llevan su sello: el Cristo de la Buena Muerte (La Hiniesta), la Virgen de la O, la Virgen del Rocío (El Beso de Judas) y un largo etcétera. En total, se le atribuyen más de 450 imágenes y los entendidos en la materia destacan especialmente su capacidad para esculpir los crucificados, cada uno con sus propios rasgos, todos ellos imprescindibles.

La lluvia amenaza con alterar el Viacrucis de las Cofradías

viacrucisEl Soberano estrenará túnica y potencias para ir a la Catedral. «Las previsiones no son las mejores, pero si Dios nos abre una ventana, nosotros buscaremos la suerte. Esto es una vez en la vida». A pesar de los malos augurios meteorológicos que se anuncian para la jornada de hoy -la capital mantiene este lunes la alerta amarilla por riesgo de precipitaciones localmente fuertes-, el hermano mayor de San Gonzalo, Juan Hernández, se resistía ayer a caer en la desesperanza. «Seremos valientes, pero no inconscientes. Hay muchos hermanos que no vamos a volver a vivir en la vida algo así. Que nuestra imagen presida un Viacrucis en la Catedral es algo por lo que hay que apostar.

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Pasión y Muerte ya es hermandad

imágenesLa Agrupación Parroquial de Pasión y Muerte se ha convertido esta mañana en hermandad de penitencia tras aprobarlo el Arzobispado de Sevilla.En una visita al Palacio Arzobispal que tenían programada para tratar otro asunto, la corporación de vísperas ha recibido las reglas que la erigen como hermandad de penitencia y, por tanto, poder sacar nazarenos el próximo Viernes de Dolores.El delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Isacio Siguero, en presencia del párroco del Buen Aire, Miguel Ángel Bernal, fue el encargado de comunicar la grata noticia y hacer entrega del decreto de hermandad.»Ha sido una sorpresa.

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El Cristo de San Buenaventura irá en viacrucis por el barrio

viacrucisEl Arzobispado no quiere un paso en la Catedral fuera de la Semana Santa.

La junta de gobierno de la hermandad de San Buenaventura trabaja ya en el recorrido del viacrucis que, en principio, el 12 de marzo presidirá el Cristo de la Salvación sobre el paso de la Virgen de la Soledad por las calles de la feligresía.El cabildo general de hermanos aprobó el pasado 19 de noviembre esta salida extraordinaria con motivo del 75 aniversario de la hechura del crucificado y con la intención de llegar a la Catedral. Sin embargo, el Arzobispado no ha visto con buenos ojos esta visita fuera de los límites de la Semana Santa. «Las imágenes van a la Catedral a celebrar una misa, una estación de penitencia o el viacrucis de hermandades.

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