Los estertores de la Inquisición

La Inquisición Española fue una institución creada por los Reyes Católicos en 1481 para perseguir, juzgar y castigar a los herejes. Estuvo operativa hasta 1834, es decir, durante tres siglos y medio, y en Sevilla hay una cruz que conmemora el último acto de fe que se realizó en el Monasterio de San Francisco. Se encuentra en la plaza que lleva su nombre, concretamente, en el rincón que une el Arquillo del Ayuntamiento con la puerta de entrada a la Sala Capitular. Allí, al aire libre, en una posición esquinada pero igualmente visible, pasa desapercibida para casi todos los viandantes.

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La Exaltación

exaltacionEl paso de misterio de la Hermandad de la Exaltación es uno de los más sobrecogedores de la Semana Santa de Sevilla. No en vano, representa el momento en el que Jesucristo, clavado ya en la cruz, es levantado y fijado al suelo por cuatro verdugos para su escarnio público. Asimismo, aparecen en la escena el Buen Ladrón y el Mal Ladrón (que correrían la misma suerte instantes después), así como dos centuriones montados a caballo que supervisan toda la ejecución.  Pero la iconografía no termina ahí, ya que en cada esquina del canasto surge un ángel mancebo (adulto). En el pasado contenía más figuras incluso, tales como el hombre que portaba una escalera, el que hacía sonar la trompeta para convocar al pueblo y el que vociferaba la sentencia.

Como no podía ser de otra forma, todo gira en torno al Santísimo Cristo de la Exaltación, una obra fechada en la segunda mitad del siglo XVII. Se cree que fue iniciada por el escultor Luis Antonio de los Arcos y rematada por su suegro, Pedro Roldán, tras mudarse el primero a Cádiz. No obstante, la blandura que presentan ciertas partes de su anatomía sugiere que también intervinieron otros miembros de su taller. Sea como fuere, la culminación fue portentosa. Es un Cristo de 1,77 metros de altura que mira hacia arriba y está cubierto únicamente por un paño de pureza.

Su rostro, girado hacia la izquierda y suspendido en una posición intermedia entre el suelo y el cielo, no transmite rabia ni dolor, sino más bien la actitud de quien está dispuesto a perdonar, creando una estampa muy ajustada al barroco sevillano. Para concluir, añadiremos  que el Cristo de la Exaltación fue restaurado por Ricardo Comas a principios de los ochenta, recibe culto en la iglesia de Santa Catalina (actualmente en obras, por lo que se ha trasladado temporalmente a la parroquia de San Román) y procesiona el Jueves Santo junto a la Virgen de las Lágrimas. 

Un recoveco de fábula

plaza santa marta sevillaNo aparece en los folletos turísticos de Sevilla; no hay indicaciones que nos guíen hacia ella; no posee nada ostentoso que le haga ser famosa… y sin embargo, deja boquiabierto a todo aquel que la contempla. Nos referimos a la Plaza de Santa Marta, un rincón silencioso que se halla escondido en el mismo corazón de la ciudad. Concretamente, en la confluencia entre la Plaza Virgen de los Reyes y la calle Mateos Gago, siguiendo un estrecho callejón que no tiene salida. Más de uno habrá llegado hasta allí de casualidad, tras haber perdido el sentido de la orientación, pero a buen seguro que no se habrá arrepentido de ello.

Y es que la Plaza de Santa Marta no se olvida fácilmente. En primer lugar, por sus diminutas dimensiones, que parecen más propias de una antiguo cuento que de la realidad. Aun así, hay espacio para los cuatro hermosos naranjos que la flanquean y una considerable variedad de buganvillas, jazmines, enredaderas y damas de noche que dejan un aroma apacible. Y justo en el centro, presidiendo la estampa, se levanta una cruz de piedra diseñada por el arquitecto Hernán Ruiz II, aunque rematada por Diego Alcaraz en 1564. Por un lado de ella cuelga un Crucificado, mientras que por el otro hay una Piedad.

La historia de este precioso recoveco arranca a finales del siglo XIV, cuando formaba parte del extinto Hospital de Santa Marta. Más adelante pasó a colindar con el convento en el que se recluyó Doña Inés antes de ser ‘raptada’ por Don Juan Tenorio, según relata la leyenda. Asimismo, durante un buen tiempo estuvo enladrillada e incluso se cerraba por las noches para preservar su encanto, mucho antes de convertirse en improvisada sede de un mercadillo dominical de sellos y monedas en la segunda mitad del siglo XX.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de más Cruces de mayo.

Parece que el origen de estas fiesta tiene que ver con el hallazgo de la cruz donde murió Cristo.
Se dice que fue Santa Elena quien la encontró.
Hay vestigios de estas fiestas en ciertas fiestas paganas de los romanos.
En España aparece en todos los calendarios. Y hay fuentes litúrgicas mozárabes, en relación a la cruz y a Santa Elena. Que pasa a llamarse Santa Elena de la Cruz.
Os paso lo que he encontrado de varios autores.

La historia, con mucho de leyenda, narra como en el emperador Constantino, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión en el cielo en la que se le apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, «In hoc signo vincis» (Con esta señal vencerás). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias. Enseguida envió a su madre, Santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes y logró hallar el lugar donde se encontraba la Cruz, pero no estaba sola. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontró tres maderos ensangrentados ocultos y para descubrir cuál era la verdadera cruz donde falleció Cristo, colocó una a una las cruces sobre personas enfermas, e incluso muertos, que se curaban o resucitaban al tocar la cruz que había sido la de Cristo. A partir de ahí nace la veneración a la Santa Cruz, ya que Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz.
Toda esta historia tiene, sin duda, mucho de leyenda, pues el emperador Constantino fue considerado en el medievo occidental como prototipo del príncipe cristiano y se le rodeó de multitud de relatos fabulosos.
Pero se da la circunstancia de que además, la celebración de estas fiestas primaverales, es anterior al propio emperador Constantino. En la Lex Romana Visigothorum, promulgada por Recesvinto en el año 654, y renovada por Ervigio el 681, se menciona esta festividad comparándola, por lo que se refiere a su solemnidad, con las mayores del año eclesiástico. También en el Leccionario de Silos aparece con el nombre de dies Sanctae Crucis, siendo éste el más antiguo testimonio de su conmemoración en España, ya que desde la primera mitad del siglo VII se tiene conocimiento de la existencia en España de reliquias de la Cruz, concretamente en sendas iglesias de Mérida y Guadix. Finalmente, hay que añadir que el culto a la Cruz en general es aún más antiguo, pues sabemos que en el año 599 se celebró en la Catedral de la Santa Cruz el II Concilio de Barcelona, lo que implica a su vez una advocación anterior.
Se da, por otro lado, la circunstancia de que la supuesta Cruz de Cristo fue robada y el emperador Heraclio en el año 614 logró rescatarla. Cuenta la tradición que cuando la cruz volvió a Jerusalén el emperador organizó una gran comitiva para recibir la cruz, figurando él recubierto de lujosas ropas y ornamentos. Ocurrió entonces que le sobrevinieron grandes problemas para caminar, ante lo que el arzobispo de Jerusalén le pidió que se despojase de tanta riqueza ya que eso estaba en desacuerdo con la humildad de Cristo. Heraclio hizo esto y la comitiva pudo proseguir su traslado. Para evitar más robos la cruz se dividió en varios trozos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, otro quedó en Jerusalén y un último trozo fue hecho astillas para repartirlas por diversos templos de todo el mundo, que se llamaron «Veracruz».
Origen popular
En cambio, de la celebración popular de la fiesta de la Santa Cruz, la que más nos interesa, apenas hay datos antiguos. Los primeros testimonios que conocemos se remontan tan sólo al siglo XVIII, aunque este vacío documental no implica necesariamente que la fiesta no existiera desde antes. En cualquier caso, parece que la celebración popular de la Cruz de Mayo tal como hoy la conocemos alcanzó su máximo esplendor durante los siglos XVIII y XIX, para empezar a decaer a principios del XX. Esta fiesta, en su vertiente popular, estuvo muy extendida por toda España, aunque con variaciones muy significativas de unos lugares a otros.
A pesar de ello, la celebración ha presentado siempre en todas sus manifestaciones una serie constante de elementos comunes, como es el hecho de que el centro de la fiesta sea precisamente una cruz, de tamaño natural o reducido, que se adorna. A su alrededor se vive la fiesta, con bailes juegos y coplas. A veces hay procesiones, de carácter religioso o pagano.
A la hora de establecer los orígenes de esta celebración popular de la Cruz hay que referirse necesariamente a una serie de fiestas paganas que se celebraban desde muy antiguo en el mes de mayo, considerado desde siempre como el mes del esplendor de la vegetación y la naturaleza, de la primavera. Ha sido siempre un tiempo muy proclive para la organización de fiestas.
Así, desde antiguo se celebraba la fiesta conocida como la de «las mayas» -precisamente en alusión al mes. Era una celebración de carácter alegórico que tenía como protagonista a una niña (la maya) vestida de blanco y coronada de flores. Junto a ella una corte de jovencitas, también ricamente engalanadas, que pedían «un cuartito para la maya, que no tiene manto ni saya».
De esta fiesta, quedan costumbre como festejos en algunos pueblos en los que se coloca en la plaza principal o en otro lugar elegido por la tradición un gran árbol denominado mayo, al que se adorna y se convierte en centro de una celebración festiva. Según Covarrubias, «mayo suelen llamar en las aldeas un olmo desmochado con sola la cima, que los mozos zagales suelen en el primer día de mayo poner en la plaza, o en otra parte». Otro autor, Basilio Sebastián de Castellanos, aporta más datos: «El llamado mayo, protagonista de la función cívico-campestre, consiste en un tronco muy alto, comúnmente de álamo verde, vestido de flores, cintas, ramas y frutos, y en muchas partes pañuelos de seda y otras prendas de vestir, que plantan los jóvenes labriegos de nuestros pueblos en la plaza y a cuyo alrededor se baila todo el día con entusiasta alegría».
Me parecido interesante rescatar esta parte de la historia, para la página.
Espero que os guste.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos, y de Cruces de mayo.

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos días, de Cruces de mayo

La festividad de la exaltación de la Cruz, es el 3 de mayo.

De los orígenes de esta festividad religiosa y su celebración pagana, hablaremos el próximo día.

Hoy vamos abrir boca recordando esta tradición.

En Sevilla los siglos de esplendor fueron el XVIII, XIX y principios del XX.

En esas fechas se festejaba la cruz y se celebraban fiestas, con cantes y bailes, todos los sábados y domingos del mes.

Corrales de vecinos, patios particulares y plazas eran los sitios donde se engalanaba una cruz y se bailaba y cantaba a en torno a ella.

Dicen las crónicas que las más famosas fueron la de los Jardines de Murillo y la de la Plaza de Santa Cruz.

Sería difícil distinguir las más famosas porque Sevilla mantenía esta tradición en todos los rincones de la ciudad.

Se montaba una cruz de papel, hecha con flores de papel, se rodeaba de macetas y de mantones bordaos y a bailar.

A bailar sevillanas al son de las palmas y de las guitarras.

Hasta el alba.

Como en todas partes, las celebraciones religiosas van acompañadas de una celebración pagana, lúdica y social.

En Sevilla, no podía ser menos.

Las mocitas y las niñas se vestían de gitana, se ponían peinecillos para recogerse el pelo, lucían sus mejores galas y sus mayores encantos.

Una de las finalidades, además de pasarlo bien, era encontrar un mozo guapo que las pretendiera y las llevara al altar.

-“¿Adónde vas?

-A Triana, a la Cruz de mayo del corral de Anita.

– Ay, hija, a ver si tienes suerte y este año te sale novio.”

Esa expresión sevillanísima de “salir novio” tiene toda la gracia.

“A mi prima le salió un novio, el Jueves Santo”

-“Ay! Pues si a mí no sale ahora, iré a la Velá de Santa Ana. Yo sin novio no me quedo. Pa vestir Santos las viejas”

Y con el empeño y la juventud que ponían, a veces, salía más de uno.

“!Ay, chiquilla! Me han pretendido Pepe y Rafael. No sé con quién quedarme. Pepe es un granuja muy guapo, pero Rafael tiene un tipito muy saleroso y trabaja de mozo con Don Alberto.

Ay!, hija! No sé, no sé.”

¿Con quién se quedaría la muchacha?

Quizás, ante la duda, con ninguno y buscara el desempate en la Velá de La Señá Santana.

Eran tan jóvenes que tenían todo el tiempo del mundo para dejarse pretender, enamorase, sentir el cosquilleo por todo el cuerpo y volver a empezar en otra fiesta.

Eso es lo que tiene el amor. Los inicios son los mejores.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Buenos y de Cruces de mayo.

 

Manuela Sosa Martin.

El 5 de mayo finaliza el plazo de inscripción del concurso de Cruces de Mayo convocado por Fiestas Mayores

cruz de mayo  Las personas o agrupaciones que lo deseen podrán participar, previa solicitud en el Registro General del Ayuntamiento ubicado en la calle Pajaritos 14, en horario de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas, sábado de 9.30 a 13.30 horas, o en los distritos municipales. La delegación de Fiestas Mayores ha convocado la celebración del Concurso de Cruces de Mayo cuyo plazo de inscripción finaliza el próximo día 5 de mayo. Según informa el Ayuntamiento, las personas o agrupaciones que lo deseen podrán participar, previa solicitud en el Registro General del Ayuntamiento ubicado en la calle Pajaritos 14, en horario de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas, sábado de 9.30 a 13.30 horas, o en los distritos municipales. En el impreso de solicitud se hará constar la fecha en la que se desea que se realice la visita del jurado, a elegir entre los viernes 13, 20 y 27 de mayo por la noche y los sábados 14, 21 y 28 de mayo del presente año.

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Travesía a ritmo de sevillanas y cornetas

muelle de las deliciasLa partida de la Cruz de los Jóvenes en el Galeón Andalucía se convierte en una verdadera fiesta

Hasta pañuelos blancos al viento se vieron en el Muelle de las Delicias. No pedían ningún trofeo taurino. Decían adiós a la Cruz de los Jóvenes y al Icono de la Virgen, que, tras diez días de peregrinaje por Sevilla, partieron ayer, Guadalquivir abajo, hasta tierras gaditanas. Lo hacían en el Galeón Andalucía, aquel que estuvo en Shanghai y que ahora atracará en Cádiz para unirse a los fastos conmemorativos del bicentenario de la Pepa. La despedida de estos dos símbolos de las Jornadas de la Juventud -previstas para este agosto en Madrid- recreó los grabados del XVI, de aquella Sevilla portuaria, de vital importancia en el comercio con las Indias y la evangelización del llamado Nuevo Mundo (hoy América).

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La santa del pueblo

conventoDevotos de toda España abarrotaron ayer la Casa Madre de Santa Ángela. Ya lo certifica el dicho: la fe mueve montañas. Y debe ser cierto, al menos, para las miles de personas procedentes de diferentes puntos de la geografía española que acudieron ayer para visitar el habitáculo donde Santa Ángela de la Cruz falleció hace ya 79 años.Cada 2 de marzo, los tranquilos muros del convento de clausura de las Hermanas de la Cruz, en la calle Santa Ángela, se ven alterados por el constante trasiego de fieles que aguardan su turno para visitar la habitación donde falleció la fundadora. «Venimos 55 personas de Cádiz y Chiclana. Desde que la beatificaron no hemos faltado ningún año», comentaba Inmaculada López a las puertas del convento, donde la cola y la bulla parecían más propia de la Semana Santa.

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