En el año 1248 Fernando III conquistó Sevilla tras un asedio prolongado que hizo mella dentro y fuera de las murallas. Tanto es así que, cuando las fuerzas, la moral y los suministros de sus tropas escaseaban, el monarca fue al Cerro de Cuarto (también llamado Buenavista, hoy Cortijo del Cuarto) para implorar la ayuda de la Virgen que llevaba consigo. “¡Váleme, Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda, el pendón que a los enemigos de España y de nuestra Santa Fe conquiste!”, pronunció. A renglón seguido, y siempre según la leyenda, ordenó al maestre Pelay Pérez Correa que clavara su espada en el suelo, un hecho que provocó instantáneamente el nacimiento de un manantial (Fuente del Rey).
El agua sació la sed de los soldados y recobró el ánimo por tomar la capital hispalense, algo que terminaría sucediendo. Y para agradecer el milagro, Fernando III cumplió su palabra, construyó una ermita en el lugar de las plegarias y dejó allí su querida imagen, la Virgen de Valme, que presentaba a María sentada con su hijo en brazos. A partir de entonces, los lugareños de lo que hoy es Dos Hermanas empezaron a venerar la imagen, mientras que los campesinos de las zonas colindantes tomaron aquel emplazamiento como un lugar de peregrinación.
No obstante, y a tenor de la documentación que existe en la actualidad, la hermandad no fue creada hasta el siglo XVII, cuando la Virgen era llevada el segundo día de Pascua de Pentecostés a la iglesia del casco antiguo para rogar auxilio divino si ocurría alguna catástrofe (muy frecuentes en aquellas fechas en forma de inundaciones, sequías, guerras, enfermedades contagiosas, etcétera.). Ya en el año 1800, y como consecuencia de una epidemia de fiebre amarilla, la imagen fue trasladada a la parroquia del pueblo, donde quedó expuesta de manera indefinida. La primera romería de Valme se celebró casi un siglo después, pero de ella hablaremos detenidamente en el siguiente artículo.
14º Fotografía en el
Tras la conquista de la ciudad y, cumpliendo su promesa, en la cumbre del Cerro de Cuarto, también llamado «Buenavista», hizo construir una capilla, de estilo mudéjar, en la que colocó la imagen de la Virgen y a sus pies colocó el pendón del rey moro de Sevilla, que actualmente se conserva en la Parroquia de Santa María Magdalena.Según la leyenda, estando las tropas apostadas sitiando Sevilla, la escasez de agua potable hizo al Rey implorar a la Virgen y al grito de » » Valedme Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda el pendón que a los enemigos de Castilla y a nuestra santa Fe conquiste». Clavó su espada en el suelo, manando agua al instante. De ahí el nombre Valme.La realidad es que en la zona, (Fuente Rey, barrio de Dos Hermanas) existe un manantial que forma una laguna. El juramento del rey santo puso nombre a la devoción de la imagen gótica que allí se entronizó. El pendón prometido pasó a ser el exvoto más valioso de la pequeña ermita erigida en Cuartos.
La Hermandad de Valme celebró el estricto cumplimiento de los horarios. El buen tiempo acompañó durante toda la jornada a los peregrinos llegados de toda Sevilla.