Sevilla no sólo tiene la cualidad de dar a luz a grandes y numerosos artistas, sino también la de atraer a otros que han nacido en distintas ciudades, por más lejanas que sean. Un buen ejemplo es el de Antonio Machín, natural de Sagua la Grande (Cuba), donde creció en una familia numerosa de quince hermanos. Desde niño mostró interés por el canto y nada más alcanzar la mayoría de de edad hizo las maletas para labrarse un nombre. Primero se dio a conocer en la capital de su país, La Habana, y posteriormente probó fortuna en Nueva York. Con cierta fama adquirida, decidió dar el salto a Europa en 1936, haciendo escalas con su orquesta en Inglaterra, Francia y Suecia antes de desembarcar en 1939 en España, el país de su padre.
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Museo de Carruajes
El edificio en el que está ubicado el museo fue fundado en 1574 por los Carmelitas descalzos. Permanecieron en él hasta 1835, fecha en la que lo abandonan definitivamente tras la Desamortización de Mendizábal, pasando el convento a manos seculares y siendo utilizado como almacén de maderas, casa de vecinos, etc.En 1928 Rafael González Abreu compra el edificio con el fin de convertirlo en la sede de la fundación que lleva su nombre y del Instituto Hispano-Cubano de Historia de América. Lo restauró y adaptó, dividiendo toda la iglesia en dos plantas, la baja con entrada por el ajardinado de la actual Plaza de Cuba y la superior con acceso desde Juan Sebastián Elcano, aprovechando unas majestuosas escaleras dobles que llevan a la parte de Investigación. A la nave total se le anejan dependencias tales como la Secretaría, la Dirección y el Salón de Lectura.Durante la Guerra Civil el edificio fue ocupado por maleantes y se quemaron libros y documentos de sus fondos. El edificio estuvo en el olvido hasta que en 1992 se decidió instalar allí un centro de información turística sobre la Exposición Universal. En la actualidad, la sede del Instituto sigue ubicado en la planta superior del edificio, mientras que la planta baja acoge al Museo de Carruajes.