El tradicional concurso sobre el río y la representación de la obra de teatro ‘Lisístrata’ en el Altozano marcaron el primer día de la Velá de Santa Ana.»Andar de lado, salir fuerte y no mirar el tronco». Ése es el único secreto para alcanzar el banderín y proclamarse ganador de la cucaña para Iván Bordallo, de 17 años y criado en el barrio de Las Letanías. Él fue ayer el primero de los cucañeros en recorrer los escasos diez metros que le separaban del premio antes de caer al agua. En Triana no hay Velá sin cucañas ni cucañas sin algún chapuzón y ayer hubo mucho de ambas cosas.Cerca de las siete de la tarde, con casi una hora de retraso sobre el horario previsto, daba comienzo ayer la primera tarde de cucañas en la Velá de Santa Ana. En la calle Betis, donde algunas casetas empezaban a recibir a sus primeros clientes, abrazos y reencuentros entre viejos rivales en el arte de la cucaña. Entre ellos, Óscar Vega, un trianero de 29 años que pese a vivir ya fuera del barrio vuelve cada año a probar suerte. «No es por el dinero, sino por la emoción de coger la bandera y que todo el mundo te aplauda».