La Capilla de los Marineros recupera el besamanos tras dos años en Santa Ana.El frío no arrugó a los deseosos de Esperanza. La misa de 9 de la basílica de la Macarena, con la Virgen ya en el presbiterio, duró justo lo que pudieron soportar para ser los primeros -y tener días para repetir- para encontrase con la dolorosa cara a cara. En Triana, en la calle Pureza, ya presumían de Esperanza desde el miércoles, pero tampoco evitaron las colas. «No ha sido como el Jueves Santo, pero ha habido mucha gente los dos días. Y se han formado colas desde primera hora de la mañana», aseguraban desde la corporación trianera, donde no disimulaban el entusiasmo por volver a disfrutar de este acto en la capilla de los Marineros. Los dos últimos años, las obras de ampliación y remozado del templo forzaron a trasladar el besamanos a la parroquia de Santa Ana, donde habitualmente la hermandad celebra sus cultos principales.Hasta el domingo a mediodía, la Trianera permanecerá en el presbiterio ante un altar velado por cortinas de damasco rojo, iluminadas por las recuperadas cinco lámparas de araña y arropada por un montaje que incluye el frontal de las bambalinas del palio y los laterales de los respiraderos de su paso.
La hermandad mantendrá sus cultos a pesar de la salida de la Virgen.
La hermandad de la Sagrada Lanzada trasladó en Rosario Verpertino en la noche de ayer jueves, 13 de mayo, a su dolorosa, María Santísima del Buen Fin, desde su sede canónica, el templo de San Martín de Tous, a la iglesia de San Marcos para celebrar cultos extraordinarios con motivo del Bicentenario de la hechura de esta imagen mariana, obra realizada por Juan de Astorga en el año 1810. A las diez menos diez de la noche se inició este acto que se retrasó algunos minutos por la lluvia que, desde las ocho de la noche, hizo su presencia en la ciudad.