Posiblemente, alguna vez se habrán preguntado por qué la Catedral de Sevilla está rodeada de cadenas. No se trata de ninguna medida de seguridad para proteger el edificio, sino de un legado del siglo XVI. Por aquel entonces, existían diferentes órganos de justicia y distintos criterios entre los mismos, de ahí que a cada acusado le interesara ser juzgado en uno u otro. La justicia ordinaria tenía fama de ser la más dura, y por lo tanto, todo el mundo quería esquivarla. Los soldados lo tenían fácil porque podían declarar ante un tribunal militar, y los curas, ante la autoridad eclesiástica, pero el resto de los mortales tenía que buscarse otras artimañas.
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El monaguillo de Triana
Sucedió el 18 de diciembre de 1673, cuando se celebraba el día de la Virgen de la Esperanza de Triana, imagen a la que los trianeros tienen una intensa devoción. En lo alto del campanario, los monaguillos tocaban con fuerza los badajos de las campanas para que sonaran grandes repiques anunciando la fiesta. En aquella época era corriente que muchos monaguillos se abrazasen a las campanas volteándose con ellas, de manera que quedaban flotando en el aire, ya que sólo sus pequeñas manos quedaban asidas a las campanas . Era una imprudencia fruto de las travesuras de los chiquillos, que el párroco no podía evitar. D. Lorenzo Rueda, párroco de aquel entonces, salió a la calle con sus muletas, (padecía de artrosis), para intentar suspender aquella imprudente acción.Se acercó a la torre para que le vieran los muchachos desde lo alto del campanario, les gritó, pero los monaguillos giraban tan divertidos y enloquecidos con las campanas que ni siquiera le escucharon.