El pasado 27 de abril sucedió algo inesperado en el municipio sevillano de Tomares. Concretamente, en el Parque del Olivar del Zaudín, donde se estaban realizando unas obras de canalización.
Allí lo rutinario se convirtió en extraordinario cuando los operarios descubrieron accidentalmente nada más y nada menos que 600 kilos de monedas romanas, o lo que es lo mismo, decenas de miles de ellas.
Estaban guardadas en 19 ánforas, y, aunque hay algunas bañadas en plata, la mayoría son de bronce y pesan entre ocho y diez gramos.
“Se trata de un hallazgo que, aún por estudiar y analizar, ya podemos calificar de una importancia enorme. Es un conjunto único con poquísimos paralelos.
Desde luego, en la historia del Imperio Romano y del Bajo Imperio Romano en España, no conocemos nada similar”, ha afirmado Ana Navarro, directora del Museo Arqueológico de Sevilla”.
Las ánforas halladas no son como las que se utilizaban para transportar vino y aceite. De hecho, son más pequeñas, por lo que puede que fuesen diseñadas específicamente para guardar dinero. ¿Y por qué estaban almacenadas en un mismo lugar?
Si bien aún es pronto para afirmarlo con rotundidad, las primeras hipótesis apuntan a que ese dinero se estaría recolectando para el pago de impuestos imperiales o para sufragar los gastos de las tropas, y que, por motivos que

se desconocen, nunca llegó a ser entregado.
Las monedas datan de los siglos III y IV después de Cristo, incluyen figuras de los emperadores Maximiliano y Contantino en el anverso, y alegorías romanas -como la abundancia- en el reverso.
Aunque el paso del tiempo y el polvo han dejado su huella en ellas, hay indicios que sugieren que estaban recién acuñadas cuando se introdujeron en las ánforas, por lo que nunca habrían entrado en circulación.
Después de encontrarse semejante tesoro, algunas voces reclaman una excavación más minuciosa en la zona, aunque lo cierto es que las obras en el parque se han reanudado. Eso sí, con mucho más cuidado y con los cinco sentidos en alerta.
Los libros divulgativos de Historia tratan de simplificar los acontecimientos más relevantes para que puedan ser comprendidos con facilidad. Por eso todos sabemos que Cristóbal Colón descubrió América en 1492, pero es evidente que una sola persona no pudo llevar a cabo semejante empresa. De hecho, está más que demostrado que el genovés no llegó a conocer muchos de los países que conforman el continente y la tarea de explorarlos correspondió a otros hombres. Y uno de ellos fue un sevillano que respondía al nombre Rodrigo de Bastidas.
Los sevillanos ya estamos acostumbrados, pero una de las cosas que más impresiona a los turistas que visitan nuestra ciudad por primera vez es cruzar el río Guadalquivir a través del Puente del V Centenario. Diseñado por los ingenieros José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, fue construido con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1992 y tuvo un presupuesto cercano a los 6.500 millones de las antiguas pesetas. Fue bautizado con este nombre para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento de América e inaugurado el 15 de noviembre de 1991 por José Borrell, a la sazón ministro de obras públicas del gobierno de Felipe González.
significativo, cabe destacar que es el único de Andalucía que está orientado hacia el oeste. Medio siglo más tarde, concretamente en 1917, se desenterró también de forma inesperada el segundo: el de Matarrubilla. A la vista de personas no expertas en la materia, nada hacía indicar que la gran losa granítica que se asomaba a la superficie fuese una gran cámara sepulcral, pero los arqueólogos se encargaron de confirmarlo. Además, llegaron a la conclusión de que el monolito de mármol negro que se hallaba en su interior hacía las veces de altar o mesa de ofrenda en tiempos pretéritos.
Pero dicen que todo lo bueno se acaba y a partir de 1993 la actividad del astillero fue menguando sin visos de detenerse.
Dicho hallazgo, que ha tenido lugar durante su restauración, permitirá la apertura de dicho templo, cerrado desde los años 60.La diputada provincial de Cultura e Identidad de la Diputación de Sevilla, Guillermina Navarro, y el arquitecto responsable del proyecto de restauración de la iglesia de San Luis de los Franceses y la Capilla Doméstica del Antiguo Noviciado de los Jesuitas, Fernando Mendoza, han guiado este viernes una visita por varios recintos del complejo jesuítico más señero del barroco sevillano, con el objetivo de comprobar en el propio conjunto monumental el curso de las obras de este proyecto, que comenzaron el pasado mes de julio, promovidas por la Diputación de Sevilla en colaboración con el Ministerio de Fomento del Gobierno de España, y que finalizarán en 2012.Según ha explicado Navarro, «una vez que concluyan las obras, en julio de 2012, la Diputación tiene previsto que San Luis forme parte de un circuito turístico en torno al barroco de la capital hispalense y que sus espacios recuperados, tales como la cripta y la Capilla Doméstica, sirvan como salas de exposiciones y conciertos y acojan varios proyectos culturales, de forma que la iglesia forme parte del pálpito y de la vida del barrio de San Luis, del que forma parte».
Este «tesoro», según su descubridora, está «excelentemente conservado» y tiene un «enorme grado de detalle» sobre la planta del mayor templo del gótico español, sólo superado en dimensiones por las catedrales de San Pedro del Vaticano y de San Pablo en Londres.La catedral de Sevilla acoge hasta el próximo 6 de febrero la exposición ´Aedificare, evangelizare, servare´, un recorrido por cinco siglos de arquitectura en el templo de la capital andaluza, y que exhibe el plano completo más antiguo de la iglesia, hallado en el convento vasco de Bidaurreta por la historiadora de la Universidad de Cantabria (UC) Begoña Alonso Ruiz.Este «tesoro», según su descubridora, está «excelentemente conservado» y tiene un «enorme grado de detalle» sobre la planta del mayor templo del gótico español, sólo superado en dimensiones por las catedrales de San Pedro del Vaticano y de San Pablo en Londres.El descubrimiento fue realizado en la primavera de 2008 en colaboración con Alfonso Jiménez Martín, maestro mayor de la catedral metropolitana de Sevilla y arquitecto, y, un año después, ambos investigadores publicaron un libro en el que reconstruyen su hallazgo y el trabajo realizado para contextualizarlo, informa la UC en nota de prensa.