Antonio de Orleans, duque de Montpensier, encargó un grupo de doce esculturas a Antonio Susillo para rematar el Palacio de San Telmo, que por aquel entonces (1895) era de su propiedad. El encargo era muy concreto: quería que los doce sevillanos más relevantes de la historia coronaran una de las fachadas (la que da a la calle Palos de la Frontera) del edificio que ahora alberga la Presidencia de la Junta de Andalucía. Nueve de los elegidos habían nacido en Sevilla, mientras que otros tres fueron incluidos porque desarrollaron la mayor parte de su vida en la capital hispalense y también murieron en ella.