Los espectros del Fantasio

La irrupción de los centros comerciales y la expansión de la piratería audiovisual acabaron con muchos cines de Sevilla, incluido el Fantasio, al que un incendio terminó por darle la puntilla. Situado en la calle Pagés del Corro del barrio de Triana, cerca de la intersección con San Jacinto, gozó de mucha popularidad entre finales de los ochenta y principios de los noventa porque sus precios eran asequibles y apenas tenía competencia en ese lado del río. Pero también era conocido por el halo tétrico que le rodeaba, pues eran numerosas las leyendas de terror que circulaban en torno a sus proyecciones. Y no precisamente por el encantamiento de sus butacas o pantallas, sino por los ruidos que procedían del mugriento edificio de viviendas que estaba justo sobre él.

Algunos clientes juraron haber oído alaridos, pisadas y golpes secos, mientras que otros describieron espectros y luces cegadoras. El volumen de rumores fue creciendo de una manera tan abrumadora que el investigador García Bautista sintió la necesidad de estudiar aquellos sucesos paranormales. Pero su conclusión fue clara y concisa: allí no había nada extraño. Con el tiempo se descubrió que el origen de los fenómenos del Fantasio tenía una base estrictamente racional, trivial y mundana. Todo se debió a una promesa incumplida por parte del propietario del cine, que quedó en regalarle al dueño de un bar cercano uno de los pisos del edificio cuando concluyera las obras de remodelación. Pero faltó a su palabra.

Así, resentido por el engaño, el dueño del bar se propuso sabotear la venta del inmueble y comenzó a propagar todo tipo de invenciones sobre lo que ocurría unos metros más arriba del Fantasio. Durante un tiempo surtieron efecto, pues no había nadie que pasara por las inmediaciones y no dirigiera una mirada de desconfianza hacia la fachada, pero con el tiempo todo quedó en agua de borrajas. De hecho, el cine cerró definitivamente sus puertas en 1995 y las personas que viven en la planta superior lo hacen con absoluta normalidad. El fantasma, si es que alguna vez existió, se fue para no volver jamás.

Condenado a 14 años el acusado de matar al dueño del bar ‘La Pará’ de Triana

La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 14 años de prisión a D.C.M., acusado del homicidio del bar ‘La Pará’ de Triana, donde falleció un camarero chino de 33 años en la primavera del pasado año 2008.

   Según relata la Sala en la sentencia, consultada por Europa Press, desde al menos el mes de abril de 2008 el acusado realizó labores de vigilancia del referido bar, llegando incluso a entrar varias veces como cliente con el objeto de averiguar las medidas de seguridad, objetos de valor existentes y rutinas, horarios y costumbres de los dueños, «para decidir si se apoderaba de cuantos objetos de valor hallara en su interior».

   En este sentido, señala que, una vez decidida la comisión del robo, y «con el fin de poder trasladar los efectos de que pensaba apoderarse», se apropió el día 21 de mayo de la furgoneta que su dueño, E.G., había dejado estacionada en la calle Montercamelo, abierta y con las llaves en su interior.

   Al hilo de ello, indica que, sobre las 23,00 horas del 24 de mayo de 2008, el procesado entró en el bar ‘La Pará’ pidiendo una consumición en la barra, añadiendo que, minutos más tarde, y al observar que había quedado un estacionamiento libre delante de la puerta del establecimiento, el condenado sacó dos taburetes del mismo y los colocó sobre la vía, abandonando el local para volver a bordo del vehículo sustraído y aparcarlo en el referido estacionamiento.

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