El guiño de Ken Follet

El hecho de que un escritor extranjero visite Sevilla no debería ser noticia, pero cuando se trata de Ken Follet, la cosa cambia. No en vano, hablamos de uno de los novelistas vivos más leídos del mundo. En España, su aclamado libro ‘Los pilares de la Tierra’ sigue siendo el más vendido 25 años después de su publicación, y todos los que vieron la luz después también lograron la etiqueta de ‘best seller’, aunque sin llegar a las mismas cotas. Por todo ello, cada vez que el autor galés se deja ver en una ciudad durante un tiempo considerado, aumentan las especulaciones y la expectación sobre la posibilidad que pueda estar escribiendo una nueva obra.

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Libros bajo la luna

feria libroSiempre es un buen momento para leer un libro… y para comprarlo.  Algo así han debido de pensar los organizadores de la Feria del Libro de Sevilla, que han decidido alargar los horarios de la muestra para atraer a más público. Así, la próxima edición, que se celebrará en la Plaza Nueva entre el 22 de mayo y el 1 de junio, estará operativa hasta las once de las noche en determinadas jornadas, una medida que pretende contrarrestar el efecto disuasorio del calor, que a buen seguro se hará notar en las franjas vespertinas. Además, el ambiente será amenizado por actuaciones musicales.

El lema de la muestra será ‘Poesía. Homenaje a Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez’, toda vez que este año coincide con el 75 aniversario de la muerte del escritor sevillano y el centenario de la publicación de ‘Platero y yo’, obra más conocida del onubense. Dado que los versos acapararán mucho protagonismo en esta ocasión, se le ha reservado un lugar a la memoria de Gertrudis Gómez de Avellaneda, poetisa que nació en Cuba, murió en Madrid y quiso descansar eternamente en la capital hispalense

Se instalarán 40 casetas de libreros y el presupuesto total ascenderá a los 160.000 euros, por lo que hablamos de un evento de gran envergadura. Tanto es así que la poderosa editorial Random House ha tenido a bien participar por primera vez y traerá de la mano a autores de renombre como Julia Navarro, Enric Pardo o Rosa Villacastín, que se unirán a otros invitados de prestigio como Bernardo Atxaga, Isaac Rosa, Luis García Montero, Santiago Roncagliolo… Con todos estos ingredientes, el sector espera volver a registrar un importante repunte en sus ventas y transmitir a todo el mundo, empezando por los niños y terminando por las personas mayores, que la lectura es uno de los grandes placeres que ofrece la vida. 

Antonio Machado: su vida

antonio-machado1El 26 de julio de 1875, en el Palacio de Dueñas (Sevilla), propiedad de la Casa de Alba, vio la luz uno de los mejores poetas que ha dado España: Antonio Machado. Fue el segundo de cinco hermanos y se crió en el seno de una familia de clase media que sólo pasó penurias económicas tras la muerte de su padre, ‘Demófilo’, un estudioso del folclore andaluz. Se formó en el instituto San Isidoro y más tarde pasó por las aulas del Cardenal Cisneros, donde empezó a interesarse por la literatura. No cabe duda de que la influencia de su hermano mayor, el también dramaturgo Miguel Machado, influyó notablemente en el desarrollo de su vocación, ya que estando aún en la capital hispalense le presentó a Valle-Inclán, y una vez que se trasladó a París, a Oscar Wilde y Pío Baroja.  

Cuando sus escritos aún no le daban para subsistir, trabajó como traductor para la Editorial Garnier y también como actor de teatro, antes de ganar las oposiciones para el puesto de catedrático de francés, siendo destinado a Soria. Allí conoció a Leonor Izquierdo, que terminaría convirtiéndose en su mujer, aunque por poco tiempo. Y es que la joven murió de tuberculosis  antes de cumplir los 20 años y Antonio Machado, sumido en una gran depresión, pidió el traslado a Baeza. Mientras ejercía la docencia en dicha localidad jiennense, su percepción de la realidad cambió. Así, el estilo intimista que imperaba en su obra ‘Soledades’, dio paso a unas inquietudes sociales y patrióticas, tal y como dejó patente en ‘Campos de Castilla’. Por esta razón, se le considera un miembro tardío de la Generación del 98.

De Baeza pasó a Segovia, ciudad en la que se enamoró ciegamente de una mujer casada, Pilar de Valderrama, a quien dedicaría una gran colección de versos. El estallido de la Guerra Civil le separó prácticamente de todo lo que amaba y propició su marcha a Valencia, donde no se esforzó en ocultar sus simpatías hacia el bando republicano. Tanto es así que en 1938 huyó a Barcelona y escribió muchos artículos para La Vanguardia, periódico afín al gobierno de Azaña. Poco antes de que las tropas sublevadas tomaran la Ciudad Condal, logró escapar del país y afincarse en Colliure (Francia), pueblo en el que falleció a los 63 años. En el bolsillo de su chaqueta se encontró un papel que incluía dos frases manuscritas: la primera, tomada prestada de Hamletad, rezaba ‘Ser o no ser’, mientras que la segunda fue la última de su cosecha, y decía ‘estos días azules y este sol de la infancia”. 

Unidos por la sangre y la comedia

Sevilla y su provincia han sido cuna de grandes escritores desde tiempos inmemoriales y hoy hablaremos de dos ellos que compartían la misma sangre: los hermanos Álvarez Quintero. Serafín y Joaquín nacieron con apenas dos años de diferencia en Utrera a finales del siglo XIX y desde pequeños empezaron a interesarse por la literatura. De hecho, siendo adolescentes ya estrenaron su primera obra en el Teatro Cervantes de Sevilla, titulada ‘Esgrima y Amor’. El gran éxito obtenido invitó a su padre a trasladarlos a la capital hispalense, donde encontraron trabajo en el Ministerio de Hacienda. Allí, entre el trajín burocrático, surgieron nuevas ideas que fueron plasmadas en la tranquilidad del hogar.

Unos años después decidieron dejar su profesión para dedicarse por completo a su vocación y se instalaron en Madrid, donde se especializaron en el género de la comedia de costumbres. Lejos de olvidar sus raíces, ambientaron casi todas sus obras en Andalucía y pusieron en relieve tanto su dialecto como sus tradiciones sin caer en los falsos estereotipos. Así, su estilo giró en torno a unos diálogos fluidos, optimistas, ingeniosos y divertidos, con pinceladas de humor.  En ocasiones se les achacó que sus composiciones carecían de crítica social, pero lo cierto y verdad es que se ganaron el reconocimiento absoluto de lectores y espectadores, así como de la inmensa mayoría de los críticos literarios.

Además de dramaturgos, los Álvarez Quintero fueron poetas (hicieron incursiones en la lírica), periodistas (colaboraron con distintas publicaciones de España e Hispanoamérica) y lingüistas (fueron miembros de la Real Academia Española). Curiosamente, siempre escribieron al alimón e incluso después del fallecimiento del hermano mayor (1938), Joaquín siguió firmando sus escritos con el nombre de los dos hasta el día de su muerte (1944). Algunas de sus obras más importantes son ‘El ojito derecho’, ‘Las flores’, ‘Mañana de sol’, ‘Las de Caín’, ‘Doña Clarines’, ‘Los Galeotes’, ‘Ventolera’, etcétera.