El jardín de Blancanieves

Buena noticia para los niños, para los que se resisten a abandonar la infancia y paro los que les acompañan en los días de asueto. El antiguo parque de Blancanieves, situado entre la Avenida de la Borbolla y la Plaza de España, ha vuelto a abrir sus puertas con un aspecto remozado después de dos años de intensos trabajos. No se trata de un sitio de recreo como otro cualquiera. De hecho, posee nada más y nada menos que 450 especies vegetales procedentes de los cinco continentes, algunas de ellas en peligro de extinción, y ha pasado a llamarse oficialmente Jardín de Colecciones Didáctico y Educativo Medioambiental Joaquín Romero Murube.

Las labores realizadas por más de 120 alumnos de la escuela de jardinería, con la supervisión de la fundación Forja XXI y el apoyo de las instituciones públicas, ha dado como resultado un vistoso y heterogéneo paraje en el que se pueden encontrar todo tipo de plantas: frondosas, silvestres, coníferas, trepadoras… Además, se han instalado albercas, pérgolas, estanques, laberintos y pequeñas casas para aves con la idea de recrear un ecosistema cien por cien natural. Y por si fuera poco, cada rincón del jardín tiene un nombre que evoca a la fantasía, tales como la Fuente del Umbral del Sueño, el Árbol del Conocimiento, la Glorieta del Oráculo, etcétera.

Hay que recordar que el original parque de Blancanieves fue inaugurado en 1963 y disponía de 3.000 metros cuadrados destinados al entretenimiento infantil, pero con el paso de los años tanto el mobiliario como las zonas verdes fueron deteriorándose. Pese a todo, la reciente remodelación no sólo ha permitido conservar muchos de los murales y juegos, sino que también se han añadido otros nuevos de carácter didáctico. En resumen, estos jardines tienen todo lo necesario para que los pequeños y los no tan pequeños se diviertan aprendiendo y respetando la naturaleza.

La Catedral del Toreo

Aunque nos parezca una tradición contemporánea, lo cierto y verdad es que los orígenes de la tauromaquia se remontan a la antigua Roma, cuando se introducían a los uros (una raza bovina que ya quedó extinguida) en los circos para que fuesen cazados por los nobles a los ojos del público.  En la Edad Media, este tipo de animales también formaban parte de espectáculos festivos en sitios abiertos y a veces, como es lógico, generaban el caos debido a su bravura. Quizás fueron los incidentes los que provocaron que el hombre probase a enfrentarse a ellos a caballo y está documentado que en el siglo XVI, Carlos I de Inglaterra y su mano derecha, el Duque de Buckingham, participaron en un rejoneo durante su visita a España. No obstante, siempre hubo escuderos a pie que distraían al toro o lo guiaban hacia el lugar ideal para que el valeroso caballero tuviera el honor de matarlo.

De forma progresiva y constante, el arte del toreo fue evolucionando hasta tal y como lo conocemos hoy pese a la firme oposición de algunos prelados y monarcas. En Sevilla, la historia de la tauromaquia está estrechamente ligada a la de la Maestranza. Tras dar Felipe V su permiso, la orden de la Real Maestranza de Caballería decidió edificar en 1733 su propia plaza en el monte del Baratillo, la primera que tuvo forma ovalada en Real Maestranza de caballeríanuestro país (anteriormente eran rectangulares). Antes de que se levantara ya había corridas en la capital hispalense, pero fue su construcción la que aglutinó la afición de los sevillanos por los toros. Obviamente, su aspecto actual no tiene nada que ver con el de entonces. Poco a poco fueron incorporándose a la estructura (que inicialmente fue de madera y posteriormente de piedra) las dependencias, los palcos, la Puerta del Príncipe, la cubierta, la solería, los pasillos interiores, etc.

A principios del siglo XX, el arquitecto Aníbal González llevó a cabo una profunda remodelación del coso y no sólo cambió la piedra por el ladrillo, sino que cimentó de nuevo todo el tendido con una pendiente más suave y elegante. El resultado fue impecable y ya en aquel momento era consideraba como lo que es hoy día: la plaza más bella e importante de España y la mayor cuna de toreros del mundo. Por su arena han pasado las grandes figuras de la tauromaquia, tales como Joselito el Gallo, Pepín, Juan Belmonte, el Niño de la Palma, Chicuelo, Pepe Luis Vázquez, Cagancho, Curro Romero, Carlos Arruza, Manolete, José Tomás… Se puede afirmar sin miedo al error que ningún diestro ha sido encumbrado en su profesión sin salir a hombros de la Maestranza. Por eso la llaman la ‘Catedral del Toreo’.

Sevilla se sube al pódium del turismo nacional

La calidad termina imponiéndose a las modas y por eso, Sevilla, tras un periodo de impasse,  ha recuperado su estatus como referencia turística nacional. De hecho, según los últimos datos oficiales, se ha colocado como la tercera ciudad española que más visitantes recibe, sólo superada por Madrid y Barcelona. Sin duda, se trata de una noticia tremendamente positiva y halagüeña para todo el sector turístico, pilar sobre el que se asienta buena parte de la economía sevillana.

Ahora los hoteles vuelven a tener una ocupación similar a la que tenían antes del estallido de la crisis, es decir, en torno al 75% de su capacidad. Por su parte, el aeropuerto está rozando el récord de pasajeros que se produjo con motivo de la Expo de 1992, mientras que las cifras del AVE se mantienen más o menos estables. Tampoco hay que olvidarse de los cruceros, cuyo boom ha permitido que más de 13.000 turistas hayan arribado a la ciudad en lo que va de año a través del río Guadalquivir, lo cual supone un incremento de más del 50%. Obviamente, todo ello se palpa día a día en el ambiente y en los monumentos más emblemáticos, los cuales han recibido más de un millón de visitas cada uno en 2011.

Pero la pregunta es inevitable. ¿A qué se debe este incremento del turismo? La respuesta comprende un cúmulo de factores. El primero de ellos, y quizás el fundamental, es que Sevilla ha mejorado su oferta turística. Lo ha hecho mimando y cuidando todos los detalles de lo que ya tenía y apostando por otras atracciones más novedosas como la ópera, el Castillo de San Jorge, eventos deportivos y musicales, el transporte fluvial, congresos, etc. Además, ha sabido adaptarse a los tiempos de austeridad que corren rebajando los precios (sólo Cáceres y Granada son más baratas en España) e ingeniando promociones al gusto del consumidor. Sin ir más lejos, Pedro Sánchez Cuerda, presidente de los hosteleros sevillanos, afirmó hace unos días que actualmente los turistas “prefieren la barra a la mesa y el mantel”, por lo que muchos de los bares y restaurantes han optado por ofrecer más tapas y menos platos rimbombantes para conservar la clientela.

Desde el punto de vista externo, todos los conflictos políticos y militares del Norte de África han beneficiado a Sevilla, ya que muchos de los extranjeros que tenían pensando visitar estos lugares se han decantado finalmente por la capital hispalense. También ha favorecido sobremanera la existencia de líneas aéreas de bajo coste, que facilitan la llegada de turistas de diferentes edades y procedencias.

En cualquier caso, a nadie se le escapa que la gran baza de Sevilla sigue y seguirá siendo su patrimonio histórico, artístico, cultural y gastronómico. ¿Quién no desea ver con sus propios ojos la Giralda, la Catedral, la Torre del Oro, el Alcázar, el río Guadalquivir, el barrio de Santa Cruz, el Archivo de Indias, la Plaza de España o La Maestranza? La tentación es infinita.

La Plaza de España recupera su esencia

El pasado, cuando es bello y esplendoroso, siempre termina imponiéndose a cualquier presente e incluso a cualquier futuro. Algo así es lo que ha sucedido con la Plaza de España, uno de los lugares más emblemáticos de Sevilla sin ningún tipo de discusión. Fue diseñada por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929 y se estima que más de mil hombres participaron en su construcción simultáneamente. El resultado fue un precioso conjunto arquitectónico de forma semicircular que simbolizaba el abrazo de España a sus antiguas colonias. Tanto los turistas que visitaron la ciudad por aquellos tiempos como los propios sevillanos no tardaron en quedar embelesados con aquel despliegue de arte regionalista, y su popularidad creció Plaza de Españaexponencialmente con el paso de los años hasta convertirse en un emplazamiento histórico, ideal para el recreo, para inmortalizar bodas y en definitiva, para deleitar los cinco sentidos.

Desgraciadamente, buena parte de aquel ambiente familiar y mágico se fue disipando progresivamente en las últimas décadas, puede que por la dejadez de los organismos públicos, por el deterioro material, por la indiferencia de todos y cada uno de nosotros o por un cúmulo de circunstancias. El caso es que la Plaza de España estaba perdiendo su esencia, pero con la restauración a la que ha sido sometida recientemente podemos decir sin miedo al error que la ha recuperado totalmente. Primero, desde un punto de vista físico, ya que se ha rehabilitado la balaustrada tradicional, los azulejos trianeros, la solería, los bancos, la jardinería, el Monumento a las Razas… sin olvidar la peatonalización de la avenida de Isabel la Católica para unir este espacio con el Parque de María Luisa. Y segundo, desde un enfoque sentimental y La Plaza de Españaemotivo, puesto que el agua y las barcas han regresado a la ría para devolverle la vida que tenía antaño gracias a la instalación una nueva estación de saneamiento y de 900 metros de tuberías. Además, por volver ha vuelto hasta el genuino burro que paseaba a los niños durante las tardes de domingo mientras sus padres escuchaban los partidos del Betis y del Sevilla a través de los clásicos transistores, consiguiendo que sintamos una especie de déjà vu al verle de nuevo dando vueltas.

Fueron necesarios nueve millones de euros y dos años de obras para que esto fuera posible, pero ha merecido la pena, ya que la Plaza de España ha vuelto a ser la que nunca debió dejar de ser, la que imaginó Aníbal González en su cabeza, la que nos encanta a todos.

La Davis y Sevilla prolongan su romance

Dicen que quien visita Sevilla siempre regresa, así que algo debe tener la ciudad para encandilar a tantas personas. Los más pragmáticos pensarán que el secreto reside en la calidez de su clima y en el valor histórico de su patrimonio; los más noveleros creerán que dispone de un poderoso imán para atraer a la gente gracias a su campo magnético; y los más puristas, como Los del Río, afirmarán una vez más que tiene un color especial que le hace ser distinta, única e inimitable en comparación con el resto de ciudades. Quizás por un compendio de todas esas razones, la final de la Copa Davis, el evento tenístico más importante del mundo, volverá a celebrarse en la capital hispalense después del rotundo éxito cosechado en 2004.

Copa DavisEn aquella ocasión, España, con un equipo formado por Carlos Moyá, Tommy Robredo, Juan Carlos Ferrero y un bisoño Rafa Nadal, superó con autoridad a Estados Unidos y consiguió alzar la Ensaladera ante los 26.600 espectadores que abarrotaron el Estadio de la Cartuja. Y lo cierto es que no cabía esperar otro final que no fuese ese, ya que los sevillanos se volcaron en los días previos y crearon un ambiente mágico alrededor de la tierra batida cuando la pelota empezó a volar.

Siete años después de aquello, todos quieren que la historia se repita. Ciudades como Madrid o Málaga, conscientes de que no podían competir con Sevilla, se retiraron a las primeras de cambio de la carrera para ser sede de la final de la Copa Davis. La única que aguantó el pulso fue Valencia, pero la Federación desechó de un plumazo su candidatura y ni siquiera sometió a votación la elección. Así pues, con un respaldo absoluto, Sevilla tiene ante sí una magnífica oportunidad para volver a demostrarse a sí misma dos cosas: por un lado, que es capaz de organizar eventos deportivos de máximo nivel, y por otro, que sigue siendo talismán para nuestros intereses, como tantas veces quedó patente con la selección española de fútbol o durante la celebración de los Campeonatos del Mundo de Atletismo, cuando Abel Antón, Niurka Montalvo, Yago Lamela y Reyes Estévez se colgaron las medallas tras unas pruebas cargadas de emoción.
Sevilla Copa DavisEl Ayuntamiento ya está buscando inversores para sufragar los gastos más importantes y no cabe duda de que el impacto que tendrá este acontecimiento, cifrado en unos 25 millones de euros, repercutirá positivamente en las arcas municipales, en las cajas registradoras de los comercios y en la salud del sector servicios en general.
Así pues, la cuenta atrás ya ha comenzado y el 2 de diciembre la Copa Davis y Sevilla volverán a verse las caras.
Si la cosa funciona, el romance proseguirá y la tercera cita entre ambos sólo será cuestión de tiempo.