El acuario ya está en marcha

El acuario de Sevilla ya no es un proyecto, sino una realidad. Buena prueba de ello es que el pasado 30 de septiembre abrió sus puertas al público y en su primer fin de semana recibió más de 8.000 visitas, al tiempo que su página web se sobrecargaba por el enorme interés que ha despertado su inauguración. No es para menos, pues hablamos de unas instalaciones de primer nivel que no dejarán a nadie indiferente. En términos numéricos,  cuenta con 7.000 animales de 400 especies diferentes y 3.000 metros cúbicos de agua repartidos en 35 tanques.

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El acuario resucita

acuario1Allá por el año 2000 surgió la idea de construir un gran acuario en Sevilla e incluso se iniciaron las obras, pero por una razón o por otra, casi siempre relacionadas con la financiación, no llegó a plasmarse en realidad. Sin embargo, cuando el proyecto parecía definitivamente enterrado, ha emergido a la superficie gracias a un préstamo de la Junta de Andalucía y a la apuesta decidida de una empresa vasca (Aquagestión), por lo que podemos decir que los sevillanos y los turistas que nos visitarán en el futuro estamos de enhorabuena.

Y es que no habrá que esperar demasiado para disfrutar de sus instalaciones, ya que si todo sigue su curso abrirá sus puertas, de manera parcial, en abril de 2014. Será entonces cuando se podrá contemplar el mayor tanque de tiburones de España, con nueve metros de profundidad y tres millones de litros de agua, y sus 54 acuarios colindantes, en los que habitarán más de 10.000 peces de 400 especies diferentes. Esta riqueza de ejemplares permitirá a los visitantes hacer un recorrido marino por el río Guadalquivir, las Marismas, el océano Atlántico y o las islas del Caribe sin necesidad de tomar un barco.  

¿Y dónde estará ubicado? Pues en la margen izquierda del Canal de Alfonso XIII, es decir, en el Muelle de las Delicias, sobre unos terrenos pertenecientes al dominio público portuario estatal. Conforme pase el tiempo se irán incorporando más infraestructuras al acuario, tales como un auditorio, un centro de documentación y una zona de restauración, que podrían ver la luz entre 2015 y 2016. Otra buena noticia, sobre todo en los tiempos que corren, es que la construcción ha creado 150 puestos de trabajos directos y una vez que entre en funcionamiento se añadirán otros 30 para responder a la demanda de visitantes, estimada en 600.000 personas de cara al primer año. 

Una selva a tiro de piedra

Entre los restos de una antigua mina de cobre que se remonta a la época romana y rodeada de un frondoso entorno natural, se encuentra la Reserva del Castillo de las Guardas. Son poco más de 50 kilómetros los que separan a Sevilla capital de este impresionante parque de animales en el que conviven, en condiciones prácticamente idénticas a las de su hábitat natural, más de 100 especies diferentes: leones, avestruces, bisontes, búhos, jirafas, chimpancés, osos, pelícanos, dromedarios, rinocerontes, hipopótamos, cebras, elefantes, buitres, pavos reales, etcétera. Los animales están agrupados en familia y gozan de la libertad suficiente para sentirse cómodos y no causar ningún daño al público.

El espacio total abarca 230 hectáreas y la visita puede realizarse con un vehículo propio o a través de un tren neumático que recorre un trayecto de unos 10 kilómetros y desde el que es posible dar de comer a los herbívoros. El parque también cuenta con esculturas de animales extinguidos a tamaña real, incluyendo los célebres dinosaurios, y con espectáculos realmente didácticos. Uno de ellos, el vuelo de las aves rapaces, se celebra junto a un lago natural que recoge las aguas procedentes de los montes colindantes, mientras que el de los leones marinos tiene lugar en una piscina. Asimismo, hay también una zona pensada para los niños que recibe el nombre de ‘El jardín de los peques’, donde pueden campar a sus anchas junto a liebres, guacamayos, ibis…

Además de todo lo enumerado hasta ahora, la Reserva del Castillo de las Guardas tiene más atractivos. Sus instalaciones cuentan con una pista de karting, escenarios de paintball, lugares para realizar escalada y rappel, un pantano en el que probar nuestras habilidades en el piragüismo, dianas para practicar el tiro con arco, una tienda de disfraces del oeste, paseos en barca, piscinas para combatir las altas temperaturas, columpios, restaurantes e incluso hoteles para hacer noche. En definitiva, una amplia oferta para pasar un agradable día en familia sin necesidad de hacer un viaje largo. El recinto abre todos los días a las 10:30 horas de la mañana y las entradas cuestan 22,50 euros para adultos y 16,50 para niños y jubilados.

El jardín de Blancanieves

Buena noticia para los niños, para los que se resisten a abandonar la infancia y paro los que les acompañan en los días de asueto. El antiguo parque de Blancanieves, situado entre la Avenida de la Borbolla y la Plaza de España, ha vuelto a abrir sus puertas con un aspecto remozado después de dos años de intensos trabajos. No se trata de un sitio de recreo como otro cualquiera. De hecho, posee nada más y nada menos que 450 especies vegetales procedentes de los cinco continentes, algunas de ellas en peligro de extinción, y ha pasado a llamarse oficialmente Jardín de Colecciones Didáctico y Educativo Medioambiental Joaquín Romero Murube.

Las labores realizadas por más de 120 alumnos de la escuela de jardinería, con la supervisión de la fundación Forja XXI y el apoyo de las instituciones públicas, ha dado como resultado un vistoso y heterogéneo paraje en el que se pueden encontrar todo tipo de plantas: frondosas, silvestres, coníferas, trepadoras… Además, se han instalado albercas, pérgolas, estanques, laberintos y pequeñas casas para aves con la idea de recrear un ecosistema cien por cien natural. Y por si fuera poco, cada rincón del jardín tiene un nombre que evoca a la fantasía, tales como la Fuente del Umbral del Sueño, el Árbol del Conocimiento, la Glorieta del Oráculo, etcétera.

Hay que recordar que el original parque de Blancanieves fue inaugurado en 1963 y disponía de 3.000 metros cuadrados destinados al entretenimiento infantil, pero con el paso de los años tanto el mobiliario como las zonas verdes fueron deteriorándose. Pese a todo, la reciente remodelación no sólo ha permitido conservar muchos de los murales y juegos, sino que también se han añadido otros nuevos de carácter didáctico. En resumen, estos jardines tienen todo lo necesario para que los pequeños y los no tan pequeños se diviertan aprendiendo y respetando la naturaleza.