Si hay un paso singular en Sevilla que rompe con los cánones clásicos de la Semana Santa, ése es el del Triunfo de la
Santa Cruz, conocido popularmente como ‘La Canina’. Procesiona cada Sábado Santo con la Hermandad del Santo Entierro y su estética desconcierta a todos aquellos que lo ven por primera vez, aunque a los sevillanos ya nos resulta familiar. ¿Pero conocemos su significado? La palabra más repetida a la hora de describirlo es que se trata de una alegoría, es decir, una “representación simbólica de ideas abstractas por medio de figuras, grupos de estas o atributos”, según reza una de las acepciones de la Real Academia de la Lengua Española.
El paso, neobarroco, dorado e iluminado por las velas de sus cuatro candeleros, gira en torno a un esqueleto con aspecto derrotado y meditabundo que simboliza la muerte. Aparece sentado sobre la bola del mundo y junto a una guadaña. A sus pies se encuentra la serpiente con la manzana en la boca, distintivo del pecado original, y a su espalda, la cruz vacía en la que descansan las dos escaleras que utilizaron los Santos Varones para descender el cuerpo de Cristo. Del madero cuelgan dos sudarios, uno blanco y otro negro que contiene un mensaje escrito en latín: “Mors Mortem Superavit”, que traducido al castellano significa “la muerte venció a la propia muerte”.
Este grupo escultórico fue creado en 1693 por Antonio Cardoso de Quirós, quien recibió el encargo de revitalizar a una corporación que atravesaba momentos de decadencia. Su trabajo sustituyó al antiguo paso alegórico de la hermandad, que consistía en un Niño Jesús con actitud de bendecir, y sufrió desperfectos importantes durante la invasión francesa. Aun así, la restauración de Juan de Astorga llevada a cabo en 1829 le permitió conservar su esencia y pulir algunos aspectos. De igual modo, más recientemente, concretamente en 2007, José Joaquín Fijo y Almudena Fernández volvieron a remodelar ‘La Canina’, el misterio más misterioso de Sevilla, valga la redundancia.