La Exaltación

exaltacionEl paso de misterio de la Hermandad de la Exaltación es uno de los más sobrecogedores de la Semana Santa de Sevilla. No en vano, representa el momento en el que Jesucristo, clavado ya en la cruz, es levantado y fijado al suelo por cuatro verdugos para su escarnio público. Asimismo, aparecen en la escena el Buen Ladrón y el Mal Ladrón (que correrían la misma suerte instantes después), así como dos centuriones montados a caballo que supervisan toda la ejecución.  Pero la iconografía no termina ahí, ya que en cada esquina del canasto surge un ángel mancebo (adulto). En el pasado contenía más figuras incluso, tales como el hombre que portaba una escalera, el que hacía sonar la trompeta para convocar al pueblo y el que vociferaba la sentencia.

Como no podía ser de otra forma, todo gira en torno al Santísimo Cristo de la Exaltación, una obra fechada en la segunda mitad del siglo XVII. Se cree que fue iniciada por el escultor Luis Antonio de los Arcos y rematada por su suegro, Pedro Roldán, tras mudarse el primero a Cádiz. No obstante, la blandura que presentan ciertas partes de su anatomía sugiere que también intervinieron otros miembros de su taller. Sea como fuere, la culminación fue portentosa. Es un Cristo de 1,77 metros de altura que mira hacia arriba y está cubierto únicamente por un paño de pureza.

Su rostro, girado hacia la izquierda y suspendido en una posición intermedia entre el suelo y el cielo, no transmite rabia ni dolor, sino más bien la actitud de quien está dispuesto a perdonar, creando una estampa muy ajustada al barroco sevillano. Para concluir, añadiremos  que el Cristo de la Exaltación fue restaurado por Ricardo Comas a principios de los ochenta, recibe culto en la iglesia de Santa Catalina (actualmente en obras, por lo que se ha trasladado temporalmente a la parroquia de San Román) y procesiona el Jueves Santo junto a la Virgen de las Lágrimas. 

Santa Catalina pide auxilio

El 3 de junio se cumplirán ocho años del cierre de la Iglesia de Santa Catalina debido a su delicado estado de conservación y aún no se ha iniciado el ansiado proceso de restauración. El abandono por parte de las autoridades competentes ha provocado que una plataforma ciudadana haya propuesto convertir temporalmente el exterior del templo en una especie de muro de lamentaciones, con la idea de dejar constancia del malestar de los fieles, cuyo objetivo no es buscar un culpable, sino encontrar una solución lo antes posible. Y es que Santa Catalina no es una iglesia cualquiera. De hecho, en 1912 fue declarada Monumento Nacional y esa distinción no se concede todos los días.

También es sede canónica de las hermandades de la Exaltación, de la Virgen del Carmen y del Rosario, y de Santa Lucía, y legado de varios estilos arquitectónicos que dejaron su sello en la capital hispalense. Fue construida en el siglo XIV sobre las ruinas de una antigua mezquita que sólo mantuvo partes del mihrab y del alminar de su torre. Pese a los cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo, entre los que se incluyen el traslado de la fachada de la desaparecida iglesia de Santa Lucía a su portal, se puede decir que el edificio desprende un aroma de autenticidad difícil de describir, merced a una armónica combinación del gótico con el mudéjar. Sería una pérdida irreparable que tal valor patrimonial se esfumara con un derrumbamiento, pero esta posibilidad es tan indeseada como factible.

Los últimos informes dejaron bien claro que los pilares están cediendo y los cimientos empiezan a tambalearse. Ahora la pelota está en el tejado del Arzobispado de Sevilla (propietario), del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía, que se comprometieron verbalmente a coordinar la financiación. Mientras tanto, bajo la advocación de Santa Catalina de Alejandría, la mártir que fue capaz de convertir al cristianismo a los más sabios de su época y que por ello fue decapitada, y el respaldo de los feligreses y de la sociedad sevillana en general, el templo pide a gritos auxilio.

La Exaltación y Montesión cambian de orden en el Jueves Santo

montesionLa llegada de los Negritos a la carrera oficial se retrasará 20 minutos para evitar el parón por los oficios de la Catedral.El Jueves Santo, uno de los días de la Semana Santa que parecían más inamovibles, se remodela. La segunda cofradía del día, la Exaltación, cambia su puesto con la cuarta, Montesión. Además, la que abre el día, los Negritos, retrasa en 20 minutos su llegada a la Campana, inicio de la carrera oficial, para evitar el tiempo de espera que cada año sufre antes de entrar en la Catedral al tener que esperar a que termine la celebración de los oficios, con lo que toda la jornada se retrasará.

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